,

El Delta de l’Ebre reintroducirá de forma experimental la cría de la almeja

El cultivo de esta especie en la zona desapareció por completo, junto con el berberecho en 2018

El Delta del Ebro ensaya cultivos alternativos al arroz ante el aumento de la salinidad del terreno frente al mar

Javier Cremades: «El futuro de la alimentación pasa por consumir especies de bajo nivel trófico»



<div>El Delta de l’Ebre reintroducirá de forma experimental la cría de la almeja</div>
<p>«></img></p>
<p style=por Glòria Ayuso

Los nuevos cultivos experimentales en el Delta de l’Ebre permitirán la reintroducción de la almeja, que desapareció por completo, junto con el berberecho, en 2018. El cangrejo azul llegó unos años antes y acabó con la especie autóctona. «Unas 60 familias vivían de la almeja, hasta entonces. Ahora será posible recuperarla en estos nuevos cultivos controlados en tierra», destaca el experto en acuicultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), Ignasi Gairin.

Los investigadores testean en unos estanques de 50 metros cuadrados en las instalaciones del IRTA cómo evoluciona el crecimiento de una triple combinación de especies (almejas, ostras y peces). El pasado diciembre depositaron la almeja, que se mantiene en el fondo junto con los sedimentos. «Nos hemos llevado una grata sorpresa, ha crecido incluso más de lo esperado», asegura Gairin. Las ostras se encuentran en mallas que permiten el traspaso del alimento, mientras que los peces nadan libremente.

Aplicación sobre el terreno

En su aplicación en el delta, los campos deberán excavarse para convertirse en estanques de al menos un metro de profundidad que permitan a las especies convivir con suficiente espacio.

«Aquí se hará una canalización por la que entrará el agua del mar y, por allí, saldrá», señala Albert Grasa, uno de los agricultores que convertirá su campo de arroz en terreno para este nuevo cultivo multitrófico. Grasa se dedica principalmente al cultivo de ostras y mejillones en las bahías del Delta. Su doble condición de acuicultor y propietario de terrenos arroceros afectados por la salinidad ha hecho que sea uno de los primeros en sumarse, sin dudarlo, a esta experiencia piloto.

Más allá del posible negocio, remarca el valor emocional de poder recuperar la almeja. «Como amante y apasionado del Delta, creo que volverla a tener aquí sería lo mejor. Toda esta costa estaba llena de almeja y ha desaparecido», señala.

De arrozal a estanque

«La idea es que los arrozales más próximos al mar los podamos dedicar a estos estanques. Se está trabajando para que esto pueda ser una realidad, porque es algo que necesita el territorio. Los agricultores y los acuicultures somos muy conscientes de las repercusiones del cambio climático», afirma.

Ante la imposibilidad de controlar los fenómenos meteorológicos u otros múltiples aspectos, como las especies invasoras, Grasa opina que la acuicultura «es el futuro» porque la tecnología permite trasladar la producción del mar a tierra firme y gestionar mejor los cultivos.

También macroalgas

El nuevo modelo de cultivo en el Delta propone combinar el mugil un pez omnívoro que no necesita piensos a base de harina ni aceite de pescado con las almejas y ostras, que aprovechan los nutrientes presentes en los residuos orgánicos generados por los peces. A ellos se suma la ulva, una macroalga que también crece gracias al exceso de nutrientes procedente de los peces, al tiempo que depura el agua y proporciona sombra, ayudando a regular la temperatura justo en los meses en primavera y verano, que es cuando crece.

El primer objetivo es ofrecer una alternativa en los lugares donde ya no sea viable cultivar el arroz en el Delta por la salinidad de los terrenos. Pero la iniciativa que impulsa el proyecto europeo BlueBoost en el IRTA se propone ir más allá: «Queremos demostrar con datos que este tipo de cultivo reduce el impacto ambiental», explica su responsable, Neil Duncan. Promover el cultivo y consumo de mugil supone reducir significativamente las emisiones de CO2 en la producción de proteína para la alimentación. Al mismo tiempo, se logra engordar la almeja y la ostra, y se obtiene ulva, nuevo ingrediente en la dieta con alto contenido proteico.

«Con el cambio climático, tenemos una oportunidad: mientras otras especies sufren, el alga puede multiplicarse por diez», resalta Duncan, al lado del equipo científico que libera el alga en los estanques experimentales para que inicie su etapa de crecimiento.

De uno a tres recursos

Además de para la alimentación humana y animal, la ulva presenta oportunidades por sus aplicaciones en cosmética, obtención de bioplásticos y como biomasa, lo que abre nuevas oportunidades de negocio para los agricultores. La diversificación productiva permite obtener tres recursos que se comercializan durante todo el año, destacan los investigadores, que trabajan la optimización de los cultivos para su máxima productividad y en el cálculo exacto del retorno económico. «Espero que dentro de unos años podamos decir: mira, lo que probamos cuando solo había arroz es una realidad y funciona», afirma Grasa.

Quizás te interese

Niza garantiza la entrada en vigor del tratado contra los planes de Trump de autorizar la minería submarina en aguas internacionales