¿Funciona el mercado voluntario de créditos de carbono azul?
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por Glòria Ayuso
Las costas de todo el mundo están sufriendo la pérdida de biodiversidad y de la pesca, la eutrofización por la actividad humana y la acidificación de las aguas. Bajo el paraguas de la economía azul se presentan empresas con soluciones para regenerar las costas y los ecosistemas del litoral frente a las ciudades. En muchas ocasiones obtienen financiación a través de los mercados voluntarios de créditos de carbono azul. Pero, ¿están funcionando de forma correcta?
El mercado de créditos de carbono azul funciona de manera similar a los mercados voluntarios de créditos de carbono tradicionales, donde las empresas que generan emisiones de gases de efecto invernadero tienen la oportunidad de compensar esas emisiones invirtiendo en proyectos que, en este caso, tienen como objetivo preservar y proteger el entorno marino y las costas.
Pérdida de credibilidad
El problema es la pérdida de credibilidad que ha sufrido el mercado voluntario de los créditos de carbono, ante empresas que han publicitado su participación pero han invertido en proyectos que a la práctica no contribuyen a la reducción real de emisiones. Lo explica Alan Laubsch, fundador de la empresa GenBlue, en un encuentro celebrado en el marco del congreso Tomorrow. Blue Economy para evaluar los proyectos de regeneración y los créditos de carbono azul. Su empresa se dedica a vehicular inversiones hacia proyectos de restauración natural, teniendo en cuenta que sobre las consecuencias del cambio climático, el 90% de las catástrofes están relacionadas con el aumento del nivel del mar. Sin embargo, tan solo el 10% de la financiación destinada a la emergencia climática se centra en la resiliencia y la adaptación. Es por ello por lo que considera vital regenerar los manglares y los arrecifes, que hacen de barrera natural ante el avance del mar, protegen las costas y son los responsables de la biodiversidad que permite el desarrollo de toda la cadena trófica.
Mercado verificado
Es necesario un mercado transparente y verificado, subraya Laubsch. Él mismo expone las contradicciones que muchas veces se presentan: en algunos lugares, ante la falta de pesca, los propios pescadores locales cortan los manglares regenerados para poder acceder a zonas más alejadas, sin darse cuenta de que están eliminando las enfermerías de la propia pesca. Para resolver estas situaciones, es necesario empoderar a las comunidades para que sea la propia población local la responsable de la conservación de los proyectos, además de su principal beneficiaria.
Existe un problema de descoordinación en el momento de actuar. Hay que crear los proyectos de recuperación junto con las comunidades y los gobiernos, coincide Neal Spackman, director general de Regenerative Resources, empresa con más de 50 años desarrollando proyectos de regeneración en todo el mundo. Para Spackman, el problema ha sido a menudo llevar a cabo las actuaciones con el beneplácito del gobierno pero sin el consentimiento de las comunidades locales, que han imposibilitado una buena integración de los nuevos recursos habilitados, que al cabo de un tiempo desaparecen.
Nuevos criterios
Frente al aumento de una falta de credibilidad, recientemente el Consejo de Integridad para el Mercado Voluntario de Carbono ha introducido nuevos criterios y evaluaciones para establecer un estándar de calidad y transparencia en los programas de acreditación de carbono, asegurando que los proyectos contribuyan a la reducción real de emisiones y al desarrollo sostenible.
Hay que hacer un seguimiento de los proyectos y sus resultados, afirma Anna Lloveras, directora científica de Ocean Ecostructures. Esta empresa, dedicada a la recuperación de la biodiversidad mediante arrecifes artificiales en zonas impactadas por la actividad humana, ha recibido financiación a través de los mercados voluntarios. Para Lloveras, es esencial darse cuenta de la importancia de la restauración de la biodiversidad, que aporta resiliencia. A ello puede ayudar la colaboración y el intercambio entre los científicos, que aportan datos que demuestran la necesidad de regenerar la naturaleza, con las empresas y la ciudadanía, para que toda la sociedad salga beneficiada.
Evitar mayores problemas
Las soluciones basadas en la naturaleza evitan tener que gastar más dinero en la aparición de problemas mayores, según sostiene ECOncret, otra empresa que sustituye los tradicionales bloques de hormigón en puertos y costas por otros cuya composición química y superficie fomentan la regeneración del ecosistema marino y, con ello, de la cadena alimentaria. Uno de los retos es demostrar en el presente cómo este tipo de inversión revertirá de forma positiva en el futuro. La educación es básica y, por ello, enseñamos a los estudiantes cómo logramos que la naturaleza se desarrolle en las infraestructuras, que siempre seguiremos necesitando, explica el director general de la compañía, Pablo Tedone.