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El Emirates Team New Zealand vuela por el mar de Barcelona: «Es la cima de la navegación»

Roger Frigola, el ingeniero catalán que vuelve a casa con la Copa América

por Laia Bonals

Entre Auckland y Barcelona. Así ha vivido los últimos 10 años Roger Frigola. Tras titularse como ingeniero industrial y aeronáutico estaba en Londres, cursando un doctorado, cuando recibió el mail que le cambió los planes: era el director técnico del Emirates Team New Zealand y le proponía unirse al equipo. No dudó y esa afición que de pequeño le había llevado tantas veces al puerto de Barcelona a mirar los barcos se convirtió en su trabajo, aunque a gran escala. Como ingeniero de optimización, el reto era enorme. Las embarcaciones que compiten en la Copa America, que este año reside en la capital catalana, son únicas y ya estan preparadas para volar frente a la costa barcelonesa.

«Me enteré por la prensa puesto que las negociaciones de donde seria se llevaban muy en secreto», confiesa Frigola.» Se negociaba con varias ciudades, era todo un proceso. Yo acabé enterando por los medios y super contento. Fue una noticia muy inesperada, porque siendo un equipo de Nueva Zelanda y no hay ningún equipo español que estuviera en Barcelona. Fue una noticia fabulosa», añade a pocas horas de que la regata preliminar (22 al 25 de agosto) de el pistoletazo de salida a la competición que ocupará la costa barcelonesa hasta el mes de octubre.

Frigola está viviendo unas semanas que no olvidará nunca. Su vida, que estaba a caballo entre Nueva Zelanda y Catalunya, ahora se ha centrado solo en la capital catalana. Barcelona se ha convertido en el centro neurálgico de la navegación. Desde que se anunció como la sede de la 37 edición de la Copa América, los equipos se trasladaron a la capital catalana. «Estoy con la gente de siempre haciendo el que llevo 10 años haciendo, pero aquí. Todavía se me hace extraño. Yo de pequeño venía por aquí, incluso navegado por aquí delante y ahora poderlo hacer con el equipo con el cual llevo trabajando 10 años es muy bonito», cuenta. Los viajes de casi 24 horas en avión se han sustuido por pequeños trayectos en coche. La jornada laboral es la misma, pero mucho más cerca de casa.

«Una lista enorme de tareas»

El Emirates Team New Zealand es el actual campeón de la Copa y, desde que él forma parte del equipo, se ha llevado dos de los títulos en estos 10 años. La tercera quieren que sea en Barcelona. Para ello, el catalán intenta resolver día sí y día también los problemas que se le presentan. «Mi título oficial es ingeniero de optimización y el que hago es utilizar métodos matemáticos de optimización para mejorar diferentes partes del barco, tanto del diseño como de la manera de navegar», cuenta.

«El día a día se basa en que tienes una lista enorme de cosas que podrías mejorar, la mayor parte no las podrás mejorar. La cosa está al intentar buscar cuáles son las más importantes y atacar por allá. O sea, ahora el barco navega y si tuviéramos que competir hoy, podríamos. Pero siempre tienes cosas en que dices: no estoy del todo convencido que así sea la mejor manera, ¿cómo lo podemos hacer mejor? Todo el equipo, cada uno en su área, intenta encontrar soluciones para afinarlo y mejorarlo», añade desde el hangar del equipo mientras mira al mar.

En su memoria se agolpan recuerdos en ese mismo muelle. Poco se parece el puerto al que él visitaba de pequeño. Tampoco son comparables los barcos. De las golondrinas al AC75’s del Emirates Team New Zealand que descansa en el puerto de Barcelona. «Yo había navegado de pequeño por aquí y ahora el que pasa es que estos barcos no tienen nada a ver. Las velocidades a las que van… Son barcos que van cuatro veces más rápido que el viento y tienen unas prestaciones increíbles. A ver, el navegar en todas partes es similar. Aquí quizás comparado con Auckland, que es donde está el equipo normalmente, puede haber más oleada. Si que los días de oleada fuerte hay más aquí, pero en un día normal, pues es similar».

Llega la hora de competir, de ver si los problemas resueltos dan sus frutos. Roger vuelve al muelle de Barcelona para ver el mar y los barcos, aunque ya no es un mero espectador.

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<div>El Emirates Team New Zealand ya vuela por el mar de Barcelona: «Es la cima de la navegación»</div>
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<p style=por Laia Bonals

Volando, sin tocar el agua. Así surca en el mar de Barcelona el Emirates Team New Zealand a una semana de que empiece la regata preliminar de la 37 Copa América de vela. La capital catalana se ha convertido en el epicentro mundial de este deporte y todos los equipos ultiman detalles a contrarreloj.

El Moll de Barcelona ha sufrido una transformación que, pese a sentar sus bases en la tradición de la ciudad, ha tenido que darle una vuelta a sus infraestructuras. La primera que se pueda encontrar es la del equipo de Nueva Zelanda, en la terminal de Drassanes nada más llegar a la entrada. El color negro predomina en la base, con todo el equipo vestido con los colores propios, mientras las fundas de las velas o los barcos se intercalan en el último espacio de tierra previo al mar. Ahí, en las oficinas y el hangar, es donde se hace el trabajo del día a día para que, en todos los entrenamientos posibles, se pueda exprimir al máximo la embarcación.

Hace ya más de un mes que el AC75’s del Emirates Team New Zealand «descansa» en el puerto de Barcelona. Parar ha parado poco la embarcación del equipo kiwi. Cada día se hacen comprobaciones y modificaciones y, cuando toca salir a navegar, la actividad es frenética, pero siempre con aquel punto de pausa del que sabe que la gran parte del trabajo está hecho. «Es un barco precioso para navegar», reconoce Peter Burling, timonel del Emirates Team New Zealand. Él es uno de los ocho integrantes de la tripulación del barco. «No es como en un coche de carreras, en el que una persona lo controla todo, sino que tenemos que trabajar en equipo. Son grandes, pesados, van rápido y a veces no te das cuenta de lo rápido que vas hasta que miras por la borda y ves el rocío que sale del foil. Pero sin duda es la cima de la navegación».

Sin duda, ver al Emirates Team New Zealand navegar es una experiencia. Lejos de los típicos barcos de competición, las embarcaciones que surcarán los mares de Barcelona en la 37 Copa América tienen algo especial. Son majestuosas, además de rápidas, finas y consistentes. Y no tocan el agua. Prácticamente ninguna parte del barco se sumerge en el mar. «Esencialmente, los barcos son más como aviones. Los aviones generan presión en la parte inferior de sus alas, que soporta el peso del avión. Hacemos exactamente lo mismo, salvo que en vez de volar por el aire lo hacemos con las láminas en el agua. Así que tenemos alas, como un avión, y el ala está bajo la superficie del agua», añade Burling.

Barcelona será un escenario de excepción para la competición, que empezará con la regata preliminar del 22 al 25 de agosto, con unos entrenamientos previos el día 21. «Nos encanta. Mi familia está aquí desde que llegamos, vinimos en junio», cuenta Kevin Shoebridge, jefe de operaciones del Emirates Team New Zealand. «El año pasado también pasamos aquí cuatro meses. Y cuando volvimos a Nueva Zelanda, entrenamos durante el verano. Mis dos hijos ahora tienen tres y cinco años. Lo único que querían era saber cuándo volvíamos a Barcelona, cuándo nos bañábamos en la playa, cuándo podíamos ir a los museos otra vez. Nos encanta el barrio en el que vivimos. Estamos justo en el otro extremo del puerto, por lo que está muy cerca para pasar tiempo con ellos. Estamos muy contentos aquí», añade el máximo dirigente.

Primera edición femenina y con medalla olímpica

Además del AC75’s, la versión más reducida de la embarcación, la AC40’s, también ocupa uno de los muelles de la base del Team New Zeland. Es el que comandará el equipo femenino de los kiwis, que cuenta con una flamante medallista en los Juegos Olímpicos de París recientemente finalizados, Gemma Jones. Recién aterrizada de la capital francesa, la neozelandesa ya ha cambiado el chip. «La America’s Cup es uno de los eventos más importantes de la vela, y muy prestigioso, así que estamos muy contentas de que este año haya una Copa América Femenina». Esta será la primera edición y para las regatistas será aún más especial.

«Es bonito tener a seis AC40 compitiendo entre ellos y entrenando, y luego vamos a tener 12 equipos, lo que es realmente genial tener a tantos regatistas en que todos se conocen bien por haber competido en clases olímpicas. Es como tener a todas las chicas juntas, a todas las mujeres juntas compitiendo unas contra otras en estos barcos tan impresionantes», cuenta Erica Dowson, tambien regatista.

Será un hito que las mujeres vuelvan a formar parte de la máxima competición de vela. La evolución es innegable. «Definitivamente ha ido aumentando en el ciclo olímpico y luego, sí, creo que sube y baja dependiendo del tipo de barco. La ventaja de estas embarcaciones no son tan físicas, así que no hay cambios entre hombres y mujeres. Creo que, de momento, está incrementándose, pero tenemos que mantener la apuesta para que no vuelva a bajar», zanja Jones.

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Volando, sin tocar el agua. Así surca en el mar de Barcelona el Emirates Team New Zealand a una semana de que empiece la regata preliminar de la 37 Copa América de vela. La capital catalana se ha convertido en el epicentro mundial de este deporte y todos los equipos ultiman detalles a contrarreloj.

El Moll de Barcelona ha sufrido una transformación que, pese a sentar sus bases en la tradición de la ciudad, ha tenido que darle una vuelta a sus infraestructuras. La primera que se pueda encontrar es la del equipo de Nueva Zelanda, en la terminal de Drassanes nada más llegar a la entrada. El color negro predomina en la base, con todo el equipo vestido con los colores propios, mientras las fundas de las velas o los barcos se intercalan en el último espacio de tierra previo al mar. Ahí, en las oficinas y el hangar, es donde se hace el trabajo del día a día para que, en todos los entrenamientos posibles, se pueda exprimir al máximo la embarcación.

Hace ya más de un mes que el AC75’s del Emirates Team New Zealand «descansa» en el puerto de Barcelona. Parar ha parado poco la embarcación del equipo kiwi. Cada día se hacen comprobaciones y modificaciones y, cuando toca salir a navegar, la actividad es frenética, pero siempre con aquel punto de pausa del que sabe que la gran parte del trabajo está hecho. «Es un barco precioso para navegar», reconoce Dan Bernasconi, responsable del diseño del Emirates Team New Zealand. Él es uno de los ocho integrantes de la tripulación del barco. «No es como en un coche de carreras, en el que una persona lo controla todo, sino que tenemos que trabajar en equipo. Son grandes, pesados, van rápido y a veces no te das cuenta de lo rápido que vas hasta que miras por la borda y ves el rocío que sale del foil. Pero sin duda es la cima de la navegación».

Sin duda, ver al Emirates Team New Zealand navegar es una experiencia. Lejos de los típicos barcos de competición, las embarcaciones que surcarán los mares de Barcelona en la 37 Copa América tienen algo especial. Son majestuosas, además de rápidas, finas y consistentes. Y no tocan el agua. Prácticamente ninguna parte del barco se sumerge en el mar. «Esencialmente, los barcos son más como aviones. Los aviones generan presión en la parte inferior de sus alas, que soporta el peso del avión. Hacemos exactamente lo mismo, salvo que en vez de volar por el aire lo hacemos con las láminas en el agua. Así que tenemos alas, como un avión, y el ala está bajo la superficie del agua», añade Bernasconi.

Barcelona será un escenario de excepción para la competición, que empezará con la regata preliminar del 22 al 25 de agosto, con unos entrenamientos previos el día 21. «Nos encanta. Mi familia está aquí desde que llegamos, vinimos en junio», cuenta Nathan Outteridge, timonel del Emirates Team New Zealand. «El año pasado también pasamos aquí cuatro meses. Y cuando volvimos a Nueva Zelanda, entrenamos durante el verano. Mis dos hijos ahora tienen tres y cinco años. Lo único que querían era saber cuándo volvíamos a Barcelona, cuándo nos bañábamos en la playa, cuándo podíamos ir a los museos otra vez. Nos encanta el barrio en el que vivimos. Estamos justo en el otro extremo del puerto, por lo que está muy cerca para pasar tiempo con ellos. Estamos muy contentos aquí», añade el máximo regatista.

Primera edición femenina y con medalla olímpica

Además del AC75’s, la versión más reducida de la embarcación, la AC40’s, también ocupa uno de los muelles de la base del Team New Zeland. Es el que comandará el equipo femenino de los kiwis, que cuenta con una flamante medallista en los Juegos Olímpicos de París recientemente finalizados, Gemma Jones. Recién aterrizada de la capital francesa, la neozelandesa ya ha cambiado el chip. «La America’s Cup es uno de los eventos más importantes de la vela, y muy prestigioso, así que estamos muy contentas de que este año haya una Copa América Femenina». Esta será la primera edición y para las regatistas será aún más especial.

«Es bonito tener a seis AC40 compitiendo entre ellos y entrenando, y luego vamos a tener 12 equipos, lo que es realmente genial tener a tantos regatistas en que todos se conocen bien por haber competido en clases olímpicas. Es como tener a todas las chicas juntas, a todas las mujeres juntas compitiendo unas contra otras en estos barcos tan impresionantes», cuenta Erica Dowson, tambien regatista.

Será un hito que las mujeres vuelvan a formar parte de la máxima competición de vela. La evolución es innegable. «Definitivamente ha ido aumentando en el ciclo olímpico y luego, sí, creo que sube y baja dependiendo del tipo de barco. La ventaja de estas embarcaciones no son tan físicas, así que no hay cambios entre hombres y mujeres. Creo que, de momento, está incrementándose, pero tenemos que mantener la apuesta para que no vuelva a bajar», zanja Jones.

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Las mujeres cogen la caña en la Copa América de vela

por Cristina Buesa

Ver mujeres compitiendo en la vela no es extraño. De hecho, algunas disciplinas de este deporte son mixtas. Pero ver mujeres cogiendo la caña en la Copa América será patrimonio de Barcelona. La 37 edición del año próximo celebrará por primera vez en la historia de la legendaria cita (173 años después) una competición femenina. En estas semanas algunos equipos están acabando de elegir a las tripulantes, como en el Alinghi Red Bull Racing.

Con la flamante base del Moll d’España ya inaugurada, las instalaciones de los helvéticos se han llenado esta semana de 20 aspirantes: ocho mujeres y 11 jóvenes (de entre 18 y 25 años). La cita barcelonesa del 2024 recupera también la competición juvenil, que solo se ha hecho en tres ocasiones. La Youth & Puig Women America’s Cup se celebrará simultáneamente a la masculina en la que cinco equipos (británicos, italianos, americanos, franceses y suizos) tratarán de arrebatar la jarra de las 100 guineas al Defensor del título, Emirates Team New Zealand.

Imprescindible la experiencia

«Era imprescindible que la Copa América se fijara en las mujeres de una vez y les diera la posibilidad de que cojan experiencia como timoneles», reivindica la jefa del proyecto de Alinghi Red Bull Racing que ha organizado el proceso de selección, una entusiasta Coraline Jonet. «Ahora mismo en un AC40 no se necesita la fuerza física de los AC75 con los ciclistas, solamente técnica y estas chicas son extraordinarias», describe la responsable en un descanso del proceso de selección.

Minutos antes, los aspirantes han mirado embobados desde el muelle cómo salía ese velero de la Fórmula 1 del mar, con los ocho tripulantes que el año próximo lucharán por lograr el triunfo para Suiza. Para despedirles, los 20 candidatos han hecho sonar con todas sus fuerzas la campana que hay en la base, que avisa cada vez que parten para entrenar, normalmente hacia el mediodía.

Convivencia de cinco días

La convivencia de estos cinco días del grupo en la capital catalana también servirá a Jonet y al resto de miembros del tribunal para elegir a las seis chicas del equipo femenino y a las seis personas del juvenil, donde también puede haber mujeres. El modo como se organizan para tocar la campana, sin ir más lejos, cómo se comunican entre ellos, quién es más o menos líder con el resto, revela cómo se pueden llegar a comportar después en el agua.

«Muchos nos conocemos, hemos competido entre nosotros o bien hemos navegado juntos», describe Arno de Planta, de 24 años, regatista de 49er que irá a los juegos olímpicos de París del año próximo. Sin borrar la sonrisa, el joven relata que uno de los aspectos que más valora de haber llegado hasta la tercera y última fase de la selección es compartir la base con sus héroes de la infancia y adolescencia.

La «generación Alinghi»

«Aunque no podamos acceder a todos los espacios, el simple hecho de cruzarte con estos campeones por estos pasillos ya es emocionante», confiesa De Planta. Tanto él como sus compañeras y compañeros «vibraron con las victorias de su país en 2003 y 2007, sentados en el sofá con sus familias viéndolo por televisión, son la generación Alinghi», sostiene Coraline Jonet.

Uno de los hogares en los que se ha vivido más intensamente la vela es en casa de Elodie Jane Mettraux, una de las ocho mujeres que anhela formar parte del equipo suizo femenino. Son cinco hermanos, de los que cuatro se dedican profesionalmente a este deporte. Es el caso de Bryan, que en su día fue miembro de la escuadra joven y hoy en día es tripulante del equipo de Copa América, o de Laurane, que también quiere entrar en el junior o el femenino.

Demostración a las niñas

Elodie Jane, de 38 años, se ha estrenado estos días en las aguas barcelonesas, aunque conocía la ciudad por turismo. «Cuando era una niña nunca veía mujeres compitiendo: lo que va a pasar ahora en la Copa América es muy importante porque demostrará a las pequeñas que ellas también pueden hacer lo que se propongan», asegura convencida.

El comité de selección de Alinghi comunicará el día 23 de octubre quiénes son los 12 elegidos, seis para el equipo femenino y seis para el de jóvenes. Han optado por un método generoso y meticuloso que ha incluido viajar a Barcelona, ofrecerles probar el simulador, navegar con 69F, convivir… «Ellos nos han dado mucho y creemos que debíamos compensarles: si finalmente no forman parte de la tripulación por lo menos habrán vivido muy de cerca la experiencia», razona Jonet.

Unas millas más al sur, en Sitges, el Sail Team BCN, con la medallista olímpica Mónica Azón al frente, está ultimando también la selección de los tripulantes del equipo español de féminas y jóvenes. «Es una oportunidad única, estamos haciendo historia porque las mujeres estarán compitiendo en la cita más importante del mundo», proclama.

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La cuenta atrás ha arrancado. Ahora ya quedan solo 365 días para que comiencen las regatas finales de la Copa América de vela, el momento en el que el Defensor del título, Emirates Team New Zealand, sabrá quién de los otros cinco equipos aspira a arrebatarle la jarra de las cien guineas en Barcelona. Es lo que se conoce como «el momento de la verdad» de la competición. El año que viene por estas fechas conoceremos al ganador de las Challenger Selection Series, que habrán enfrentado a americanos, suizos, ingleses, franceses, británicos e italianos desde el 22 de agosto.

El reto de los neozelandeses es lograr el tercer triunfo consecutivo en la histórica competición. Si es así, como ha apuntado este jueves el director ejecutivo de America’s Cup Events, Grant Dalton, comenzará la pugna para saber si la capital catalana sigue acogiendo la siguiente edición. Mientras tanto, con las preliminares de Vilanova i la Geltrú ya superadas, la siguiente cita es en Jeddah (Arabia Saudí) a finales de noviembre.

Bienvenida del Port

Los seis equipos siguen entrenando en la Barceloneta y este jueves el Port de Barcelona ha querido darles la bienvenida, coincidiendo con la celebración del Salón Náutico, que se celebra en el Port Vell hasta el domingo. Dos miembros de cada escuadra han participado en la cita en el espacio Àgora-Port, donde el presidente del puerto, Lluís Salvadó, les ha agradecido la elección de la ciudad.

El gerente del Ayuntamiento, Albert Dalmau, les ha invitado a ser «parte de Barcelona, no solo visitantes, sed ciudadanos. Os pedimos que compartáis y os mezcléis con la ciudadanía». Los 12 deportistas han subido al escenario donde han respondido algunas preguntas de la periodista Bàrbara Arqué.

Equipos competitivos

«Tenemos un calendario muy ajustado», ha encajado el patrón del American Magic, Terry Hutchison, satisfecho de la victoria de su equipo en Vilanova. El tripulante del Luna Rossa Prada Pirelli, Umberto Molineris, ha explicado que su equipo trabaja «muy duro cada día» para estar bien entrenados y ganar en las Challenger, como ya hicieron en Auckland (Nueva Zelanda) en 2021.

Salvadó les ha entregado a los seis equipos una estatuilla de la Torre del Reloj del Port Vell como regalo de bienvenida y posteriormente han contemplado la construcción de un ‘castell’ de la ‘colla’ de l’Esquerra de l’Eixample, aunque los siempre intrépidos atletas de la Copa América de vela (en el agua) han preferido mirar desde lejos la construcción humana.

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