Será el próximo 10 de octubre en el Moll de Costa, y el CEO de WindEurope, Giles Dickinson, pronunciará la ponencia inaugural

El Govern posiciona al Port de Tarragona como ‘hub’ de energía eólica flotante en el Mediterráneo

El Port de Tarragona se posiciona para albergar a la industria eólica marina

El Port de Tarragona acelera su adecuación y destinará 80 millones para acoger a la eólica marina

El Port de Tarragona organizará el primer foro sobre el sector de la industria eólica marina de Catalunya

por Jan Magarolas

El Port de Tarragona da un paso más en su dirección de ser un ‘hub’ de la industria eólica marina en Catalunya y todo el Mediterráneo, y ahora ha anunciado la organización del primer Fòrum CATFLOWE, pionero del sector en el país. Las iniciales son el acrónimo de Catalan Floating Offshore Wind Energy y se trata de un encuentro de profesionales y expertos de la energía eólica flotante dirigida a crear un espacio para empresas vinculadas a su desarrollo, startups y compañías especializadas. El foro, el primero de esta índole que se realiza en Catalunya, se llevará a cabo el próximo 10 de octubre en el Tinglado 1 del Moll de Costa, dentro de las instalaciones del Port de Tarragona.

El evento, que todavía no tiene definido su programa, reunirá en un único espacio a expertos internacionales del sector de la eólica marina flotante, empresas catalanas vinculadas a su desarrollo, desde startups hasta compañías especializadas en el montaje y la logística de los aerogeneradores marinos flotantes, así como instituciones públicas. Desde el Port de Tarragona consideran que con la celebración del Fòrum CATFLOWE, «se avanza en su estrategia para convertirse en ‘hub’ logístico del sector y se refuerza su posicionamiento como futuro enclave especializado en este tipo de tráfico y operativas en el Mediterráneo Occidental».

Estrategia, sinergias y capacidad tecnológica

La organización del foro se enmarca dentro de la estrategia que el Port tarraconense presentó el pasado mes de junio, junto al apoyo institucional de la consellera de Territori, Silvia Paneque, para ser el epicentro del desarrollo de este sector emergente en Catalunya. Con este foro, el puerto quiere «dar a conocer las oportunidades de negocio que ofrece un sector emergente y sumar el apoyo de nuevos actores» a su estrategia. Es por esto que la primera edición del Fòrum CATFLOWE tendrá tres grandes ejes temáticos: la estrategia territorial alrededor de la eólica marina flotante; las sinergias que se pueden establecer entre el tejido productivo para atraer más negocio; y la capacidad tecnológica para conseguir desarrollar el sector.

Según ha anunciado este lunes el Port de Tarragona, será el CEO de WindEurope, Giles Dickinson, el encargado de pronunciar la ponencia inaugural, en la que se presentará el sector y explicará el papel que puede tener Europa y el Mediterráneo en su desarrollo. WindEurope es la principal asociación europea del sector eólico marino, y otros ponentes destacados serán la directora general de Energia de la Generalitat de Catalunya, Marta Morera, o el director general del Institut de Recerca en Energia de Catalunya (IREC), Joan Ramon Morante.

Además, el Fòrum CATFLOWE incluirá dos mesas redondas con representantes de varias empresas vinculadas al desarrollo de la eólica marina flotante, que compartirán sus visiones sobre las perspectivas de futuro de este sector emergente. La primera se centrará en visibilizar la capacidad industrial y empresarial existente en Catalunya para desarrollar esta energía y, a la vez, identificar sinergias clave para acelerar su despliegue. La segunda mesa redonda pondrá en valor la capacidad tecnológica para poner en marcha esta actividad y consolidarse como ‘hub’.

Desde el Port de Tarragona también han anunciado que las inscripciones para el primer Fòrum CATFLOWE ya están abiertas a través de internet.

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<div>Miguel Bernal (FAO): «El Mediterráneo necesitará al menos 20 años para recuperar su biodiversidad»</div>
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<p style=por Glòria Ayuso

El 65% de las poblaciones de peces están sobreexplotadas en el Mediterráneo, aunque la situación empieza a mejorar tras años críticos. El secretario ejecutivo de la Comisión General de Pesca para el Mediterráneo de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Miguel Bernal, analiza los avances y las urgencias de una región clave para la seguridad alimentaria y la sostenibilidad marina.

¿Por qué el Mediterráneo sigue siendo una de las zonas más problemáticas?

El Mediterráneo es una zona con una biomasa de peces en el mar baja, pero con una demanda muy alta de proteína de pescado tanto en la zona costera del norte como del sur. Esta combinación, sumada a un sector pesquero que se ha desarrollado durante milenios, llevó a una situación límite: hace una década había una sobreexplotación de casi todas las especies.

¿Qué ha cambiado en estos últimos años?

Desde que se empezaron a aplicar los primeros planes de gestión regional en 2012 hemos visto una reducción media del 30% en la presión pesquera. La situación ha mejorado en el 70% de las especies cubiertas por estos planes. Pero todavía no son todas: algunas están tardando más en reaccionar y otras aún no están bajo planes de gestión integral. Así que queda mucho trabajo por hacer. Aunque a nivel global el Mediterráneo es de las zonas con más problemas, también es cierto que es donde las mejoras son más evidentes.

¿Cuánto tiempo puede tardar su recuperación?

Se necesitarán como mínimo unos 20 años. Necesitamos seguir trabajando para conseguir que aquellas que todavía no están bajo planes de gestión o que necesitan más tiempo para recuperarse muestren mejoras.

En cambio el sector pesquero lamenta que haya más restricciones a la pesca.

Pero todavía estamos lejos de una situación que podamos considerar sostenible. Por otro lado, el sector pesquero vive en una crisis permanente. Muchas veces no es atractivo para las nuevas generaciones, es cada vez más difícil conseguir pescado y hay que estar más horas en el mar. A eso se suma que, debido a la mala situación de las especies, ha tenido que asumir una reducción de su esfuerzo muy fuerte. Ahora debemos encontrar un equilibrio entre avanzar hacia la sostenibilidad y evitar que el sector pesquero siga pagando esa crisis continua.

¿Cómo?

El Gobierno español, por ejemplo, impulsa medidas interesantes como cambios en las mallas de pesca. Aunque ahora hay que ver sus resultados. Desde la FAO siempre decimos que la sostenibilidad debe ser ambiental, social y económica. Nuestro objetivo es contribuir a reducir el hambre y la pobreza en el mundo. Por eso queremos que la pesca continúe, se estabilice en niveles sostenibles y complementar la producción con la acuicultura y con una cadena de valor eficiente que evite desperdicios y pérdidas de alimento.

¿Implicará nuevas actividades?

Teniendo en cuenta el aumento de población que se prevé para 2050, la contribución de la proteína marina debería multiplicarse debido a que tiene impacto ecológico. En el Mediterráneo, además, es una cuestión cultural y de salud: la dieta mediterránea incluye mucha proteína de origen marino, y no deberíamos perderlo. Tenemos que diversificar, cultivando algas, que tienen una composición nutritiva muy buena. También moluscos, especies de bajos niveles tróficos, y practicar una acuicultura restaurativa que ayuda a recuperar ecosistemas o especies en peligro.

¿Y qué ocurre con la pesca ilegal en el Mediterráneo?

La pesca ilegal es siempre un gran problema. Nos perjudica a todos: al sector, a las administraciones y a las organizaciones regionales de pesca. Es uno de los principales objetivos que debemos atacar: debemos conseguir que se reduzca al mínimo.

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La mitad de la inversión en Port Fórum queda bajo el agua: así será el nuevo dique que lo protegerá de las tormentas

por Glòria Ayuso

El plan para modernizar Port Fórum suma 30 millones de euros, aunque la mitad se gastará bajo el agua. Servirá para reforzar su dique, una enorme muralla marina que protege el puerto de temporales y del cambio climático, y que quedó muy dañado con la tormenta Gloria en enero de 2020.

El Ayuntamiento de Barcelona concedió a Marina Port Fórum en abril de 2024 la ampliación de la concesión hasta 2051 teniendo como principal condición la necesaria y costosa reforma de esta infraestructura, creada, al igual que todo el puerto, coincidiendo con el Fórum de las Culturas, hace más de 20 años.

El dique actual, de 750 metros de longitud, se reforzará con nuevos bloques que se irán colocando de aquí hasta finales de 2026. El proceso constructivo incluye una primera fase de preparación y nivelado del fondo marino, seguido del vertido y compactación de los diferentes materiales.

Colocación simbólica

Este martes ha tenido lugar la colocación simbólica de una de las grandes piezas. Cuando el terreno ya esté preparado se irán encajando una a una para crear una estructura sólida que resista a los embates del mar e impidan su penetración en el puerto. En su conjunto, la estructura estará sumergida 9,3 metros bajo el mar y sobresaldrá en la superficie otros 2,7 metros.

Es una obra pensada para el futuro de Barcelona, capaz de anticipar los efectos del cambio climático, proteger nuestro litoral y poner en valor la relación con el mar, ha afirmado el director general de Port Fórum, Eduardo Guerrero.

Port Fórum se convierte en el primero de España en instalar este tipo de bloques de hormigón, fabricados por DMC. Su diseño geométrico aporta mayor estabilidad empleando menos material: según sus promotores se ha logrado un ahorro del 40% en hormigón y una disminución de 3.000 toneladas de emisiones de CO en comparación con métodos tradicionales. Además, sus impulsores destacan que esta solución permite acortar los plazos de ejecución en un 30% y minimizar el impacto sobre el entorno marino.

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Así es el nuevo etiquetado energético de móviles y tablets: ¿para qué sirve?

por Pedro Sanjuán

La Unión Europea ha anunciado una normativa nueva para este verano con el objetivo de reducir el consumo de energía en determinados dispositivos electrónicos.

Desde el 20 de junio, los teléfonos de última generación y las tabletas comercializados en la Unión Europea deberán enseñar una etiqueta energética y una ficha con información sobre su eficiencia.

Hasta ahora, esta etiquetas de eficiencia solo eran obligatorias en electrodomésticos como lavadoras, frigoríficos o lavavajillas. La nueva regulación hace que el etiquetado obligatorio se traslade también a los dispositivos móviles.

¿Para qué sirve?

Junto a la etiqueta, se facilitará una ficha informativa con datos relevantes sobre el consumo energético y el funcionamiento general del equipo. Este nuevo etiquetado busca dos cosas: proteger al medioambiente y garantizar que quienes compran estos productos tengan una visión clara de su rendimiento.

De esta forma, se ayuda a las personas usuarias a tomar decisiones más informadas y responsables cuando van a comprar los dispositivos. Además, la etiqueta energética tendrá que mostrarse de forma visible en cualquier publicidad, catálogo o escaparate, e incluirá el rango completo de clases de eficiencia.

Un consumo energético muy alto

Según un estudio técnico de 2020 de la Unión Europea, los móviles y ‘tablets’ consumieron en total más de 36 TWh (teravatios por hora) de energía primaria. Esto equivale aproximadamente al consumo eléctrico anual de más de 10 millones de casas europeas, según estimaciones de Eurostat y la Agencia Internacional de la Energía (IEA).

Estos datos explican el impacto energético de los dispositivos móviles. Con la nueva normativa de eficiencia energética, la Unión Europea espera reducir el consumo hasta un 35%, lo que supondría un ahorro de unos 13 TWh y situaría la cifra total en torno a los 23.

Sin aplicar ninguna regulación, las previsiones han apuntado a que el consumo podría alcanzar los 36,5 TWh en 2030, por lo que era urgente empezar a implementar nuevas normativas para reducir el consumo de energía en Europa.

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La operación, liderada por el fondo Seven Seas Capital, permitirá el establecimiento de su primera filial en Arabia Saudí

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Ocean Ecostructures cierra una ronda de financiación de 3 millones para impulsar su expansión internacional

por Glòria Ayuso

Ocean Ecostructures, empresa especializada en soluciones de regeneración marina y monitorización por inteligencia artificial, ha cerrado una ronda de financiación de 3 millones de euros liderada por el fondo Seven Seas Capital, con la participación de Ship2B Ventures e Inclimo Tech Fund, inversores ya presentes en el accionariado desde 2023. La operación, asesorada por ST Strategy, se ha adelantado un año respecto a lo previsto debido al crecimiento de la empresa en 2024, según indica en un comunicado.

Fundada en 2021, Ocean Ecostructures ha desarrollado una tecnología pensada para reducir el impacto de las infraestructuras que las empresas construyen en el mar, fomentando la regeneración de los ecosistemas marinos mediante placas de arrecife artificial en la parte bajo el agua de las estructuras. La monitorización por inteligencia artificial permite medir los resultados y obtener datos necesarios para el reporte del impacto y la recuperación del entorno. Actualmente, cuenta con cerca de 400 arrecifes instalados y tiene otros 500 en curso.

Con esta inyección de capital, la compañía tecnológica se propone impulsar su expansión internacional a través de la creación de filiales, con las que planea multiplicar por diez su tamaño en dos años y alcanzar los 3.000 arrecifes instalados en 2027. La empresa ha sido seleccionada para el programa ScaleX de la Universidad KAUST en Arabia Saudí, diseñado para ayudar a startups tecnológicas internacionales a establecerse y escalar en el país, en el que establecerá su primera filial.

Presión creciente

La solución de regeneración marina de la empresa, que prevé alcanzar los 2 millones de facturación este año, ya se ha aplicado en instalaciones de petroleras como Repsol, en la isla energética Princess Elisabet (primer gran centro que recoge y convierte la energía generada por parques eólicos en alta mar) y en cableados submarinos de Red Eléctrica. Su tecnología «da respuesta a la presión creciente que tienen las compañías por recuperar la vida marina neutralizando su impacto en el medio ambiente, destaca su CEO, Ignasi Ferrer. Sus soluciones también se han instalado en cerca de 30 autoridades portuarias y marinas deportivas.

La participación de Seven Seas Capital supone la primera inversión de este fondo, que se propone apostar por empresas en fases iniciales que desarrollan soluciones para restaurar y proteger los ecosistemas marinos, ha destacado el cofundador del vehículo, Michael Albin. En esta línea, ha considerado esta tecnología regenerativa como una fórmula para transformar la relación con el mar de los puertos, las ciudades costeras y las infraestructuras.

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Los datos del mundo viajan a la capital catalana por cables bajo el mar como los que define la empresa barcelonesa

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por Glòria Ayuso

El fondo del litoral catalán era un desconocido en su conjunto hasta hace tan solo un año, cuando la consultora barcelonesa Tecnoambiente elaboró para la Generalitat el primer mapa submarino completo, cubriendo 200.000 hectáreas hasta los 50 metros de profundidad, desde Portbou hasta Les Cases d’Alcanar. Con una resolución inferior a un metro, descubre zonas rocosas, restos de naufragios y hábitats de interés prioritario como son las praderas de posidonia.

La mirada se empieza a dirigir en todo el mundo hacia las profundidades del mar, un espacio que se ha revelado, por diversos motivos, como estratégico. Por lo pronto, a Tecnoambiente no le faltará trabajo, debido a su capacidad para estudiar el fondo marino. Una gran parte de la transición energética y la transformación digital dependen de las energías renovables marinas y de los cables submarinos, explica Joan Ramon Vidal, responsable de Alianzas Estratégicas de la compañía. Las cifras lo dicen todo: actualmente existen 1,5 millones de kilómetros de cables submarinos en el mundo. El 25% se han instalado solo en los últimos tres años. Este crecimiento exponencial seguirá, según Vidal: La comunicación global se transmite principalmente por cable, y cada vez más por el mar.

Punto clave

Pasando por el Canal de Suez hasta el Mediterráneo, Marsella y Barcelona se están convirtiendo en hubs de recepción de comunicaciones con el sudeste asiático y también con África, para distribuir datos por toda Europa. En este momento, están llegando dos nuevos cables a Barcelona. La alternativa, la vía terrestre, es menos sostenible y segura frente a los sabotajes, asegura Vidal.

En este tipo de proyectos, Tecnoambiente se encarga de mapear con gran nivel de detalle las profundidades y garantizar la viabilidad ambiental, técnica y económica de estas instalaciones, definiendo el recorrido, los aspectos técnicos a considerar en la instalación y las medidas a implementar para minimizar el impacto ambiental en cualquier punto del trazado.

El mar era hasta hace poco un lugar oscuro y desconocido y no importaba si se trazaban alternativas teniendo en cuenta solo la mínima distancia en línea recta, afectando de forma significativa áreas de gran

interés, zonas protegidas e incluso bienes de interés cultural. Lo que podía ser una Sagrada Familia submarina, explica, de forma gráfica, Vidal. Sin embargo, ahora se analizan los distintos trazados y se elige el que implica menos afectación al medio y tiempo de construcción.

Riesgos climáticos

La empresa emplea a un total de 150 personas y prácticamente ha triplicado su facturación hasta los 20 millones en siete años. Un área de crecimiento ha sido el área de consultoría en Sostenibilidad, que evalúa el impacto del cambio climático en infraestructuras costeras, teniendo en cuenta riesgos como la subida del nivel del mar o la regresión costera, las inundaciones e incendios.

Tecnoambiente también calcula la huella de carbono, la huella hídrica y el valor del capital natural, integrando el coste ambiental en los proyectos. Un área en la que también se está abriendo un nuevo camino a nivel global: cuantificar con un valor económico concreto los servicios ecosistémicos para promover su conservación. Se trata de un paso del que poco se podía sospechar hace cuatro décadas, cuando nació la empresa como spin off de la Universitat de Barcelona. Por aquel entonces la palabra medio ambiente no se utilizaba, recuerda Joan Ramon Vidal.

Inicio del cambio

Sin embargo, con motivo de los Juegos Olímpicos, la apertura del litoral de Barcelona al mar impulsó nuevos proyectos ambientales. Tecnoambiente participó en el diseño y seguimiento ambiental de depuradoras, emisarios submarinos y en la desviación del río Llobregat para ampliar el Port de Barcelona. Empresas y administraciones aprendimos juntas, recuerda Vidal. La adquisición de la empresa por Tradebe, grupo dedicado al reciclaje y recuperación de residuos, impulsó la internacionalización de Tecnoambiente, con proyectos en Latinoamérica y el norte y oeste de África.

Actualmente, actúa además como oficina ambiental externa de varios puertos del Estado, como el Puerto de la Bahía de Algeciras y la Autoridad Portuaria de Baleares. Para el gobierno francés ha analizado el entorno marino del Golfo de León para planificar el despliegue de la energía eólica marina en el país. También participa en las fases iniciales del gasoducto BarMar de hidrógeno verde, que unirá Barcelona y Marsella, evaluando su impacto ambiental y la compatibilidad de usos. Un proyecto clave para avanzar en la independencia energética de Europa.

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<p style=por Glòria Ayuso

Todo esto ahora es arroz, de la especie bomba. Está sembrado en mayo y en septiembre lo recogeremos, explica Albert Grasa, señalando su campo de cereal, que crece bajo un palmo de agua, a pocos metros de distancia del mar. Será, sin embargo, la última siembra de arroz en estos terrenos. Grasa los dedicará a una innovadora práctica: el cultivo de mugil, ostras y almejas, junto con algas de la especie ulva. Todo en tierra, y en un mismo espacio.

La de Grasa será la primera experiencia de una nueva práctica que el Institut de Recerca i Tecnologia Alimentària (IRTA) y la Generalitat están estudiando como alternativa a los actuales cultivos en unos terrenos en el Delta de l’Ebre cada vez más salinizados. Actualmente, un 10% de los campos de arroz del Delta presentan problemas de baja productividad. Los estudios científicos indican que a finales de siglo el nivel del mar subirá entre 80 y 100 centímetros.

La nueva solución contempla mantener las zonas del delta más afectadas por la salinidad cubiertas de agua, como en las épocas en los que los arrozales están inundados, pero la gran diferencia es que se trataría de agua de mar.

El plan pasa por empezar a actuar en zonas del interior más hundidas, que se encuentran por debajo del nivel del mar, y que ya presentan baja productividad. Junto con Grasa, otros dos propietarios de parcelas emplazadas en lugares distintos iniciarán el cultivo multitrófico de agua salada con el seguimiento de los científicos, que monitorizarán la evolución de cada especie y calcularán su retorno económico.

Desde sus instalaciones en la Ràpita, el IRTA lleva a cabo esta innovación de la mano del proyecto europeo BlueBoost, que reúne a expertos en cultivos multitróficos de distintos lugares del mundo. El centro ha sido reconocido por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y tiene como misión encontrar soluciones para una alimentación sostenible.

Diversificar la actividad

En esta fase experimental, los agricultores se ahorran el procedimiento de cambio de uso agrario a actividad acuícola, que se requeriría habitualmente en estas circunstancias.

La primera opción de las administraciones sigue siendo mantener el status quo, explica el director general de Política Marítima i Pesca Sostenible, Antoni Espanya, cuyo departamento es el responsable de los trámites para llevar a cabo la iniciativa. En mayo, el Govern y la Administración central acordaron coordinar sus planes e impulsar la acción para intentar reducir la afectación en el Delta del avance del mar. «Pero ya hoy hay zonas que están sufriendo y son poco productivas desde el punto de vista agrícola», por lo que considera interesante poder «diversificar la actividad en zonas concretas» por si «el escenario se complica». Contar con una demostración de que se trata de una opción económica viable «permitirá a los agricultores decidir si seguir con un cultivo con baja productividad o con otro con mayor rentabilidad», añade.

Pese a las posibles reticencias a cambiar de actividad, sobre el terreno también se opina que si la actividad demuestra tener un buen retorno económico y sigue aumentando la salinidad de los terrenos, no será difícil que surjan interesados.

La clave: el agua de riego

El portavoz técnico de la Taula de Consens del Delta, que agrupa a municipios, cooperativas y comunidades de regantes, Rafa Sanchez, valora en este sentido que se abran nuevas opciones para que los agricultores decidan qué desean hacer en sus campos.

El avance de la salinidad dependerá también, señala, de la cantidad de agua disponible para el riego. Al aumento del nivel del mar se suma la amenaza de mayor recurrencia de épocas de sequía debido al cambio climático. «Si disminuye el agua, se acentuaría la pérdida de producción debido a la reducción del lavado natural de sales», explica.

Al avance del mar y el clima se suma otra vulnerabilidad: la dependencia del arroz de las ayudas al sector y las políticas comunitarias. «Trabajamos en un mercado internacional en el que una bajada de precios puede lastrar la rentabilidad», admite Sánchez.

Aves de arrozal

«Estamos trabajando por mantener el Delta tal y como lo conocemos ahora, pero no es incompatible estudiar nuevas situaciones por si necesitamos abandonar el arroz y optar por un nuevo cultivo acuícola», conviene. Advierte, sin embargo, de que habrá que contemplar todas las repercusiones, y es que los arrozales tienen un papel ecológico esencial, ya que forman parte del ciclo biológico de aves especializadas: «Aunque los arrozales no han estado siempre en el Delta, ahora un cambio de cultivo puede atraer a otras especies, por lo que hay que valorar todas las consecuencias antes de tomar decisiones».

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<p style=por Glòria Ayuso

Los nuevos cultivos experimentales en el Delta de l’Ebre permitirán la reintroducción de la almeja, que desapareció por completo, junto con el berberecho, en 2018. El cangrejo azul llegó unos años antes y acabó con la especie autóctona. «Unas 60 familias vivían de la almeja, hasta entonces. Ahora será posible recuperarla en estos nuevos cultivos controlados en tierra», destaca el experto en acuicultura del Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentarias (IRTA), Ignasi Gairin.

Los investigadores testean en unos estanques de 50 metros cuadrados en las instalaciones del IRTA cómo evoluciona el crecimiento de una triple combinación de especies (almejas, ostras y peces). El pasado diciembre depositaron la almeja, que se mantiene en el fondo junto con los sedimentos. «Nos hemos llevado una grata sorpresa, ha crecido incluso más de lo esperado», asegura Gairin. Las ostras se encuentran en mallas que permiten el traspaso del alimento, mientras que los peces nadan libremente.

Aplicación sobre el terreno

En su aplicación en el delta, los campos deberán excavarse para convertirse en estanques de al menos un metro de profundidad que permitan a las especies convivir con suficiente espacio.

«Aquí se hará una canalización por la que entrará el agua del mar y, por allí, saldrá», señala Albert Grasa, uno de los agricultores que convertirá su campo de arroz en terreno para este nuevo cultivo multitrófico. Grasa se dedica principalmente al cultivo de ostras y mejillones en las bahías del Delta. Su doble condición de acuicultor y propietario de terrenos arroceros afectados por la salinidad ha hecho que sea uno de los primeros en sumarse, sin dudarlo, a esta experiencia piloto.

Más allá del posible negocio, remarca el valor emocional de poder recuperar la almeja. «Como amante y apasionado del Delta, creo que volverla a tener aquí sería lo mejor. Toda esta costa estaba llena de almeja y ha desaparecido», señala.

De arrozal a estanque

«La idea es que los arrozales más próximos al mar los podamos dedicar a estos estanques. Se está trabajando para que esto pueda ser una realidad, porque es algo que necesita el territorio. Los agricultores y los acuicultures somos muy conscientes de las repercusiones del cambio climático», afirma.

Ante la imposibilidad de controlar los fenómenos meteorológicos u otros múltiples aspectos, como las especies invasoras, Grasa opina que la acuicultura «es el futuro» porque la tecnología permite trasladar la producción del mar a tierra firme y gestionar mejor los cultivos.

También macroalgas

El nuevo modelo de cultivo en el Delta propone combinar el mugil un pez omnívoro que no necesita piensos a base de harina ni aceite de pescado con las almejas y ostras, que aprovechan los nutrientes presentes en los residuos orgánicos generados por los peces. A ellos se suma la ulva, una macroalga que también crece gracias al exceso de nutrientes procedente de los peces, al tiempo que depura el agua y proporciona sombra, ayudando a regular la temperatura justo en los meses en primavera y verano, que es cuando crece.

El primer objetivo es ofrecer una alternativa en los lugares donde ya no sea viable cultivar el arroz en el Delta por la salinidad de los terrenos. Pero la iniciativa que impulsa el proyecto europeo BlueBoost en el IRTA se propone ir más allá: «Queremos demostrar con datos que este tipo de cultivo reduce el impacto ambiental», explica su responsable, Neil Duncan. Promover el cultivo y consumo de mugil supone reducir significativamente las emisiones de CO2 en la producción de proteína para la alimentación. Al mismo tiempo, se logra engordar la almeja y la ostra, y se obtiene ulva, nuevo ingrediente en la dieta con alto contenido proteico.

«Con el cambio climático, tenemos una oportunidad: mientras otras especies sufren, el alga puede multiplicarse por diez», resalta Duncan, al lado del equipo científico que libera el alga en los estanques experimentales para que inicie su etapa de crecimiento.

De uno a tres recursos

Además de para la alimentación humana y animal, la ulva presenta oportunidades por sus aplicaciones en cosmética, obtención de bioplásticos y como biomasa, lo que abre nuevas oportunidades de negocio para los agricultores. La diversificación productiva permite obtener tres recursos que se comercializan durante todo el año, destacan los investigadores, que trabajan la optimización de los cultivos para su máxima productividad y en el cálculo exacto del retorno económico. «Espero que dentro de unos años podamos decir: mira, lo que probamos cuando solo había arroz es una realidad y funciona», afirma Grasa.

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El Tratado de protección de aguas internacionales (BBNJ) sobrepasará las 60 ratificaciones necesarias el 23 de septiembre, cuando en una ceremonia en Nueva York se firmará su puesta en marcha, y entrará en vigor de forma efectiva en enero de 2026. Así lo ha asegurado el portavoz en la Conferencia de las Naciones Unidas para el Océano que este viernes se clausura en Niza, y que tenía como principal objetivo garantizar la puesta en marcha de esta figura necesaria para evitar que las zonas fuera de jurisdicción nacional sean explotadas sin control.

El tratado contará finalmente con 67 adhesiones en septiembre y alcanzará las 80 en enero, cuando ya será efectivo. Ello supone contar con una herramienta jurídica con la que contrarrestar la intención de la administración de Trump de iniciar la actividad de minería en el lecho marino en aguas internacionales sin haber tramitado ningún permiso a la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos, la agencia de la ONU competente en la materia.

China se mostraba inicialmente en contra de ratificar el tratado, pero la diplomacia ha funcionado, ha explicado el enviado especial de Francia en la conferencia, Olivier Poivre D’Arvor. China ha enviado señales claras en esta conferencia, será quien en dos años lidere la flota mundial, por delante de EEUU, ha estado aquí en Niza, ha remarcado el representante por Francia, país organizador del encuentro junto con Costa Rica, destancando la ausencia de los representantes estadounidenses.

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por Glòria Ayuso

El Gobierno continuará con su intención de proteger el espacio marino de la Costa Central catalana, pese a que la Generalitat ha mostrado su oposición, al considerar que puede suponer nuevos límites a la actividad pesquera.

Así lo ha indicado la ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen, que ha afirmado que la protección tiene mucho que ver con hacer que la pesca sea posible ahora y en el futuro. Entendemos que ese alineamiento lo tenemos que conseguir y vamos a seguir adelante con esa protección, ha añadido.

Informe contrario

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, anunció el primer día de la Conferencia de los Océanos de Niza que España sumará cinco nuevas áreas protegidas en su litoral dentro de la Red Natura 2000, entre ellas la Costa Central Catalana, para incrementar del 21% actual al 25,7% el porcentaje de áreas marinas protegidas este año. El objetivo es alcanzar el 30% para 2030.

El director general de Política Marítima i Pesca Sostenible, Antoni Espanya, explicó a EL PERIÓDICO que la Generalitat ha remitido un informe al Ejecutivo central mostrando su posición contraria, que se ha incorporado en el trámite de audiencias previo a la adopción de la protección del espacio marino.

Ampliación de El Prat

Por otra parte, frente a la nueva propuesta de ampliación del aeropuerto de El Prat, que afectará a 27 hectáreas protegidas y una parte del espacio natural de La Ricarda, Aagesen ha subrayado que el Ministerio se encargará de garantizar el cumplimiento de todos los requisitos ambientales, como se exige en cualquier otro proyecto. Los equipos técnicos deberán trabajar a partir de una propuesta que se acaba de recibir. Nuestra labor consiste en emitir una declaración de impacto ambiental con las máximas garantías y estándares. No voy a anticipar cuál será el resultado, ha afirmado.

La ministra también ha señalado que se trata de un proceso largo, que exigirá un estudio exhaustivo, así como fases de alegaciones y participación pública.

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