La comunidad científica se moviliza para luchar contra la acidificación del mar
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La comunidad científica se moviliza para luchar contra la acidificación del mar

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La comunidad científica se moviliza para luchar contra la acidificación del mar

por Glòria Ayuso

El 8 de enero se ha convertido en una fecha significativa para la concienciación y la acción global contra la acidificación de los océanos. El pH del océano se está alterando, y a nivel global se encuentra en 8,1, una cifra que simboliza el desafío que enfrentamos, según el Programa de Investigación de Acidificación Oceánica para la Sostenibilidad (OARS). De aquí que la Fundación del Océano promueva en esta jornada el Día de la Adificación del Mar.

La escala de pH es logarítmica, y una disminución de pH de 8.2 a 8.1 implica aproximadamente un 30% de aumento en la acidez del agua de mar. Cada año, el océano absorbe aproximadamente el 25% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) producidas por el ser humano, aumentando la acidez a medida que se disuelve en el agua de mar. Este cambio está dificultando a organismos como los corales y moluscos la producción de sus conchas o esqueletos, lo que genera una gran disrupción en la biodiversidad marina, impactando en la salud de los ecosistemas.

Alteraciones en moluscos

La acidificación oceánica debido a la actividad humana ya está provocando alteraciones en la producción de conchas de plancton marino en el mar Mediterráneo, según un estudio liderado por el ICTA-UAB. Se demuestra así la alteración, en toda la cuenca, de la producción de calcita marina bajo el aumento de las concentraciones atmosféricas de CO2 y la acidificación de las aguas superficiales en el mar Mediterráneo, explica Patrizia Ziveri, oceanógrafa del ICTA-UAB.

La acidificación tendría efectos negativos sobre los servicios que ofrecen los ecosistemas marinos, incluida la regulación del clima, el funcionamiento de los ecosistemas oceánicos y la seguridad alimentaria, lo que pone de relieve, indica el estudio, la importancia de la mitigación del cambio climático mediante una reducción drástica de las emisiones de CO. El estudio se ha realizado en colaboración con la Universidad de St. Andrews (Reino Unido), el Instituto Max Planck de Química (MPIC) de Maguncia (Alemania) y el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) de Barcelona, y publicado en la revista Communications Earth & Environment.

Acción colectiva

La necesidad de monitorizar y combatir los cambios que experimenta el océano ha llevado al programa de la Década del Océano de la ONU a integrar la iniciativa del OARS, que busca movilizar a la comunidad científica para la observación de cambios en la química del océano, la identificación de los impactos en la vida marina y el apoyo a la sostenibilidad de los ecosistemas marinos, según su codirector, Steve Widdicombe. La aportación de pruebas científicas quiere motivar que se tomen nuevas decisiones para mitigar las amenazas de la acidificación oceánica desde las costas, los ríos y los océanos abiertos».

La Comisión Oceanográfica Intergubernamental (COI), que realiza el seguimiento de la acidez marina promedio medida en un conjunto de estaciones de muestreo representativas, se ha propuesto desarrollar un sistema que facilite la recopilación y comparación de datos relevantes no solo para detectar los cambios químicos, sino también identificar al mismo tiempo los impactos en la vida marina y sus repercusiones en todo el medio.

Macroalga gigante

Esta acción colectiva de toda la comunidad científica es la que persigue la OARS, junto con la Red Global de Observación de la Acidificación Oceánica (GOA-ON). Combatir la acidificación está generando una nueva actividad en muchos frentes, como refleja su web, que va sumando proyectos y compromisos de las organizaciones que se adhieren. Un ejemplo es un proyecto que investiga cómo el cultivo de macroalga gigante (Macrocystis pyrifera) mitiga la acidificación oceánica y promueve la biorremediación, gracias a su capacidad de absorción de CO y de nutrientes. El proyecto evalúa en Namibia el impacto en la calcificación de conchas de moluscos y en la química del agua de mar circundante y comparte sus hallazgos.

Asimismo, organismos gubernamentales de los principales países también se han comprometido a desarrollar programas de investigación para contribuir con datos de calidad y utilizar conocimientos para apoyar acciones políticas y sociales, como indica el Centro Nacional de Oceanografía de Inglaterra, y estudiar los impactos biológicos del cambio climático, proyectar futuros escenarios de acidificación oceánica y fomentar la conciencia pública y el compromiso político sobre esta problemática, como también recoge la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de los Estados Unidos.

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