El Port de Barcelona aprovechará el Saló Nàutic para acercar la Copa América de vela a la ciudadanía

El Port Olímpic de Barcelona apuesta por la energía limpia con cargadores eléctricos ultrarápidos

El Salón Náutico explora cómo recortar las emisiones de las embarcaciones

por Cristina Buesa

Navegar hacia un futuro sostenible. Ese es el objetivo común de constructores, deportistas, empresas energéticas, administraciones y equipos de la Copa América de vela. El Salón Náutico ha hecho coincidir este viernes a diversas voces que, en el Ágora-Port del Port de Barcelona, han coincidido en buscar las alternativas que permitan recortar las emisiones en el mar.

El jefe de Medio Ambiente del puerto, Jordi Vila, ha asegurado que no habrá una única fuente de suministro y que, en función del tipo de transporte (recreo, mercancías, pesca, cruceros), cada uno elegirá la que se adapte mejor a sus necesidades de potencia y capacidad. Vila compartía foro con el director de operaciones de Emirates Team New Zealand y navegante profesional Nick Burridge, que ha explicado las características del Chase Zero, la embarcación de acompañamiento de la Copa América propulsada con hidrógeno.

Un escaparate público

De hecho, el catamarán de Emirates estaba a escasos metros del Portal de la Pau, donde Burridge y Vila debatían sobre la «revolución del hidrógeno» también con el director del sur de Europa de Carburos Metálicos, Héctor Carbonell. La embarcación, visible desde diversos puntos del puerto por sus vistosos colores, aspira a ser una demostración de que el hidrógeno es una alternativa real.

«Será un escaparate muy interesante tanto para otras competiciones como para los seguidores», ha proclamado el responsable del equipo kiwi, organizador de la edición en Barcelona en 2024. Igual que el Chase zero, durante la competición habrá hasta 10 embarcaciones de acompañamiento, seis para los equipos y cuatro para la organización.

La opción eléctrica

Esa vocación divulgativa se repite en el ADN de la Fundació Barcelona Capital Nàutica que, como ha revelado su director general, Ignasi Armengol, ha impulsado la construcción de una decena de barcos de apoyo eléctricos que funcionarán en la Copa América barcelonesa.

«Demostraremos que el nivel de la empresa catalana es muy alto: hay un resurgir de la empresa náutica, que busca ser más sostenible y cada vez damos más pasos de gigante, somos muy capaces de adaptarnos», ha añadido el presidente del Barcelona Cluster Náutico, Marcelo Penna.

Los cargadores, básicos

Hasta cinco astilleros catalanes construirán estas embarcaciones de entre 7 y 13 metros 100% eléctricos. Una de las empresas, Zephyr Boat, originaria de Vulpellac (Baix Empordà), muestra hasta el domingo el prototipo en el Náutico: lo botará en un par de meses. La cofundadora de la firma, Gemma Pagès, ha asegurado que aún no saben qué autonomía tendrá: «Dependerá de si podemos ir a 5 nudos, que aguantarían 10 horas, pero si subimos a 20 nudos se reduce mucho. Son aún estimaciones. Otro de los aspectos básicos para nosotros es que haya suficientes puntos de recarga rápida».

Todos los actores han arrancado para impulsar el cambio, pese a las dificultades en normativas, el coste de comenzar en una tecnología nueva o la falta de ayudas de las administraciones, se quejan. Pero la determinación para limpiar sus fuentes de suministro en el mar es absoluta.

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Las mujeres cogen la caña en la Copa América de vela

por Cristina Buesa

Ver mujeres compitiendo en la vela no es extraño. De hecho, algunas disciplinas de este deporte son mixtas. Pero ver mujeres cogiendo la caña en la Copa América será patrimonio de Barcelona. La 37 edición del año próximo celebrará por primera vez en la historia de la legendaria cita (173 años después) una competición femenina. En estas semanas algunos equipos están acabando de elegir a las tripulantes, como en el Alinghi Red Bull Racing.

Con la flamante base del Moll d’España ya inaugurada, las instalaciones de los helvéticos se han llenado esta semana de 20 aspirantes: ocho mujeres y 11 jóvenes (de entre 18 y 25 años). La cita barcelonesa del 2024 recupera también la competición juvenil, que solo se ha hecho en tres ocasiones. La Youth & Puig Women America’s Cup se celebrará simultáneamente a la masculina en la que cinco equipos (británicos, italianos, americanos, franceses y suizos) tratarán de arrebatar la jarra de las 100 guineas al Defensor del título, Emirates Team New Zealand.

Imprescindible la experiencia

«Era imprescindible que la Copa América se fijara en las mujeres de una vez y les diera la posibilidad de que cojan experiencia como timoneles», reivindica la jefa del proyecto de Alinghi Red Bull Racing que ha organizado el proceso de selección, una entusiasta Coraline Jonet. «Ahora mismo en un AC40 no se necesita la fuerza física de los AC75 con los ciclistas, solamente técnica y estas chicas son extraordinarias», describe la responsable en un descanso del proceso de selección.

Minutos antes, los aspirantes han mirado embobados desde el muelle cómo salía ese velero de la Fórmula 1 del mar, con los ocho tripulantes que el año próximo lucharán por lograr el triunfo para Suiza. Para despedirles, los 20 candidatos han hecho sonar con todas sus fuerzas la campana que hay en la base, que avisa cada vez que parten para entrenar, normalmente hacia el mediodía.

Convivencia de cinco días

La convivencia de estos cinco días del grupo en la capital catalana también servirá a Jonet y al resto de miembros del tribunal para elegir a las seis chicas del equipo femenino y a las seis personas del juvenil, donde también puede haber mujeres. El modo como se organizan para tocar la campana, sin ir más lejos, cómo se comunican entre ellos, quién es más o menos líder con el resto, revela cómo se pueden llegar a comportar después en el agua.

«Muchos nos conocemos, hemos competido entre nosotros o bien hemos navegado juntos», describe Arno de Planta, de 24 años, regatista de 49er que irá a los juegos olímpicos de París del año próximo. Sin borrar la sonrisa, el joven relata que uno de los aspectos que más valora de haber llegado hasta la tercera y última fase de la selección es compartir la base con sus héroes de la infancia y adolescencia.

La «generación Alinghi»

«Aunque no podamos acceder a todos los espacios, el simple hecho de cruzarte con estos campeones por estos pasillos ya es emocionante», confiesa De Planta. Tanto él como sus compañeras y compañeros «vibraron con las victorias de su país en 2003 y 2007, sentados en el sofá con sus familias viéndolo por televisión, son la generación Alinghi», sostiene Coraline Jonet.

Uno de los hogares en los que se ha vivido más intensamente la vela es en casa de Elodie Jane Mettraux, una de las ocho mujeres que anhela formar parte del equipo suizo femenino. Son cinco hermanos, de los que cuatro se dedican profesionalmente a este deporte. Es el caso de Bryan, que en su día fue miembro de la escuadra joven y hoy en día es tripulante del equipo de Copa América, o de Laurane, que también quiere entrar en el junior o el femenino.

Demostración a las niñas

Elodie Jane, de 38 años, se ha estrenado estos días en las aguas barcelonesas, aunque conocía la ciudad por turismo. «Cuando era una niña nunca veía mujeres compitiendo: lo que va a pasar ahora en la Copa América es muy importante porque demostrará a las pequeñas que ellas también pueden hacer lo que se propongan», asegura convencida.

El comité de selección de Alinghi comunicará el día 23 de octubre quiénes son los 12 elegidos, seis para el equipo femenino y seis para el de jóvenes. Han optado por un método generoso y meticuloso que ha incluido viajar a Barcelona, ofrecerles probar el simulador, navegar con 69F, convivir… «Ellos nos han dado mucho y creemos que debíamos compensarles: si finalmente no forman parte de la tripulación por lo menos habrán vivido muy de cerca la experiencia», razona Jonet.

Unas millas más al sur, en Sitges, el Sail Team BCN, con la medallista olímpica Mónica Azón al frente, está ultimando también la selección de los tripulantes del equipo español de féminas y jóvenes. «Es una oportunidad única, estamos haciendo historia porque las mujeres estarán compitiendo en la cita más importante del mundo», proclama.

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Un año para el momento de la verdad de la Copa América de vela de Barcelona

por Cristina Buesa

La cuenta atrás ha arrancado. Ahora ya quedan solo 365 días para que comiencen las regatas finales de la Copa América de vela, el momento en el que el Defensor del título, Emirates Team New Zealand, sabrá quién de los otros cinco equipos aspira a arrebatarle la jarra de las cien guineas en Barcelona. Es lo que se conoce como «el momento de la verdad» de la competición. El año que viene por estas fechas conoceremos al ganador de las Challenger Selection Series, que habrán enfrentado a americanos, suizos, ingleses, franceses, británicos e italianos desde el 22 de agosto.

El reto de los neozelandeses es lograr el tercer triunfo consecutivo en la histórica competición. Si es así, como ha apuntado este jueves el director ejecutivo de America’s Cup Events, Grant Dalton, comenzará la pugna para saber si la capital catalana sigue acogiendo la siguiente edición. Mientras tanto, con las preliminares de Vilanova i la Geltrú ya superadas, la siguiente cita es en Jeddah (Arabia Saudí) a finales de noviembre.

Bienvenida del Port

Los seis equipos siguen entrenando en la Barceloneta y este jueves el Port de Barcelona ha querido darles la bienvenida, coincidiendo con la celebración del Salón Náutico, que se celebra en el Port Vell hasta el domingo. Dos miembros de cada escuadra han participado en la cita en el espacio Àgora-Port, donde el presidente del puerto, Lluís Salvadó, les ha agradecido la elección de la ciudad.

El gerente del Ayuntamiento, Albert Dalmau, les ha invitado a ser «parte de Barcelona, no solo visitantes, sed ciudadanos. Os pedimos que compartáis y os mezcléis con la ciudadanía». Los 12 deportistas han subido al escenario donde han respondido algunas preguntas de la periodista Bàrbara Arqué.

Equipos competitivos

«Tenemos un calendario muy ajustado», ha encajado el patrón del American Magic, Terry Hutchison, satisfecho de la victoria de su equipo en Vilanova. El tripulante del Luna Rossa Prada Pirelli, Umberto Molineris, ha explicado que su equipo trabaja «muy duro cada día» para estar bien entrenados y ganar en las Challenger, como ya hicieron en Auckland (Nueva Zelanda) en 2021.

Salvadó les ha entregado a los seis equipos una estatuilla de la Torre del Reloj del Port Vell como regalo de bienvenida y posteriormente han contemplado la construcción de un ‘castell’ de la ‘colla’ de l’Esquerra de l’Eixample, aunque los siempre intrépidos atletas de la Copa América de vela (en el agua) han preferido mirar desde lejos la construcción humana.

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Grant Dalton: «Salid a explicar a todo el mundo lo que la Copa América de vela puede hacer por Barcelona»

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Barcelona da la bienvenida a la familia de la Copa América de vela

por Cristina Buesa

«Estamos preparados para navegar con vosotros», les ha asegurado el alcalde de Barcelona. Frente a Jaume Collboni, varios centenares de personas de la familia Copa América de vela en el Palauet Albèniz. De este modo se les daba la bienvenida oficial a la capital catalana, a 320 días para que arranque la competición deportiva y tecnológica.

El desembarco de los seis equipos en la que será la sede de la 37 edición en 2024 ha sido progresivo, pero desde este agosto todos ellos cuentan con un grupo estable tanto de atletas como de especialistas en ingeniería, mecánica, velas, cascos, informática, meteorología y otras especialidades. Viven con sus familias, con sus parejas, solos, con otros miembros del grupo, la mayoría en la ciudad y otros en el área metropolitana. Son unas 120 personas por equipo.

Convertir Catalunya en su casa

El ‘president’ de la Generalitat, Pere Aragonès, también les ha invitado «a que convirtáis Catalunya en vuestra casa» y ha recordado que el «espíritu del país» siempre ha sido el de «acogida», con la puerta de entrada que representa el Mediterráneo.

La mayoría de los presentes (y por extensión su entorno familiar) son nómadas. Han competido en varias copas América, muchas veces vistiendo colores distintos, han vivido en diferentes países, se han tenido que adaptar. Por eso este viernes, mientras se mezclaban con las autoridades que se deshacían en cumplidos, la mayoría de ellos coincidía en que esta vez la elección de Barcelona les ha beneficiado en calidad de vida, gastronomía o meteorología (esto último en tierra, en el mar no siempre).

Más citas como esta

Pero si algo han agradecido del encuentro en el palacete de Montjuïc es que se han reencontrado tres semanas después de las regatas preliminares de Vilanova i la Geltrú, donde ganaron los americanos. Cuando falta aún un mes y medio para competir de nuevo en Jeddah (Arabia Saudí), no sobran las ocasiones en las que los seis equipos pueden verse, más allá de los entrenos en el mar o cuando se cruzan por el Port Vell.

«Han agradecido la oportunidad, querrían que hubiera más citas como esta», comentaba Albert Vilumara, de la organización de America’s Cup Events (ACE). Y es que, cuando están fuera del agua, reina la concordia y las buenas formas, hasta las bromas.

Los roles habituales

Además, como se ha comprobado este viernes de nuevo, cada escuadra mantiene el rol habitual: los ruidosos italianos de Luna Rossa Prada Pirelli; los discretos kiwis de Emirates Team New Zealand; los apocados franceses de Orient Express Racing Team; los entusiastas suizos de Alinghi Red Bull Racing; los altivos británicos de Ineos o la apabullante seguridad en ellos mismos del American Magic New York Yatch Club.

A pesar de que helvéticos, neozelandeses y americanos coinciden con el azul marino de las camisetas, es fácil saber en qué equipo militan. Las gorras logotipadas también ayudan, pero este viernes la lucían pocos. Ni tan solo el director ejecutivo de ACE, Grant Dalton, que casi nunca se la quita. Ha pensado que era un día más formal.

Fotos de grupo

Dalton se ha apuntado a la foto con su equipo, el defensor del título y uno de los favoritos para la victoria, aunque se ha llevado el reproche sonriente de uno de ellos, porque no lucía el uniforme de Emirates sino el de la 37 edición de la Copa América. En su intervención frente a los 600 invitados a la recepción del Ayuntamiento, el máximo responsable de la cita ha insistido en «implicar» al máximo de personas en el acontecimiento.

Pero para ocurrente el músico Miqui Puig que, encargado de amenizar el acto, ha elegido la melodía de la marcha sobre el puente del río Kwai en el preciso momento en el que entraban el ‘president’ Aragonès y el alcalde Collboni en los jardines del Albèniz, provocando que ambos sonrieran y le saludaran en la distancia.

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El Imax renace para acoger un centro de divulgación sobre la Copa América de vela

por Cristina Buesa

La recuperación del Imax, en el Port Vell, ha llegado de la mano de la Copa América de vela. Desde hace unas semanas, las letras del gran evento deportivo y tecnológico lucían en la fachada blanca y, hace cinco días, ha abierto las puertas el America’s Cup Experience. Se trata de un centro de divulgación para dar a conocer al gran público la competición de vela que se celebrará en Barcelona de agosto a octubre del año próximo, pero que a partir de este 14 de septiembre se estrenará en Vilanova i la Geltrú con las regatas preliminares.

Con el ensayo general a la vuelta de la esquina, este martes los equipos -como el vecino Ineos Britannia- se veían ajetreados en el puerto, a punto de salir a entrenar. Mientras, el otrora moderno Imax y abandonado durante una década, presentaba sus mejores galas con un espacio multimedia en el que, a través de pantallas, maquetas, vídeos, fotografías o reproducciones, se aspira a explicar la épica de una competición con 173 años y 36 ediciones a sus espaldas.

Primera vez en la historia

La barcelonesa será la 37 y, por primera vez en la historia de la Copa América de vela, los organizadores han querido multiplicar la difusión del acontecimiento, que ya cuenta con un seguimiento de millones de personas aficionadas, tanto por televisión como presenciales en las ciudades que lo acogen. Con una inversión privada de siete millones de euros, el antiguo Imax ofrecerá una parte de acceso libre y otra con entrada, en la que se podrá vivir la experiencia más «inmersiva».

«Queremos despertar el interés en una ciudad históricamente vinculada al mar como Barcelona», ha revelado la regatista y medallista olímpica Natalia Vía-Dufresne, directora de Relaciones Externas del America’s Cup Experience. El recibimiento a los visitantes se hace con dos ‘foils’ (hidroalas) de los británicos y los neozelandeses, que son la herramienta que permite que los barcos se eleven sobre la superficie del mar y ‘vuelen’.

Ocho millones de visitas

Además, hay una réplica a tamaño real de la copa de las 100 guineas, el codiciado aguamanil de plata que cinco equipos tratarán de arrebatar a Emirates Team New Zealand. El trofeo original, que los organizadores custodian con cautela porque data de 1851, ha estado ya varias veces en la capital catalana. Tanto este espacio como una sala contingua en la que se exponen las maquetas de los monocascos (el AC40 y el AC75), las explicaciones sobre las escuadras que compiten (con los trajes de la tripulación), la historia… además de una propuesta gastronómica de la mano de Albert Ventura (Coure) son de libre acceso. La intención es acercar la Copa América a la gente para multiplicar los «aficionados informados», en palabras de uno de los promotores de la iniciativa, Xavier Andrades.

El centro de divulgación se estrenó el día 24 de agosto y permanecerá abierto hasta mayo del 2025, seis meses después de que acabe la competición de vela. En este tiempo aspiran a atraer a ocho millones de personas en el área abierta y 1,2 millones en la de pago, entre las 10 y las 22 horas. El aforo máximo en la zona gratuita es de 500 personas. La entrada tiene un coste de 15 euros, aunque hay descuentos familiares y bonificaciones. También quieren atraer al público escolar a partir de octubre.

Pendientes de los simuladores

De hecho, será justamente a partir del 5 de octubre cuando llegará una de las principales atracciones del America’s Cup Experience. Son dos simuladores de las embarcaciones AC75 que competirán y los creadores del centro aseguran que supondrá una auténtica actividad inmersiva, donde no solo se podrá sentir la velocidad, sino también el aire y el agua que salpica a los miembros de la tripulación en estas reñidas regatas.

Mientras llegan estos artilugios con capacidad para 10 personas al antiguo Imax, los visitantes sí que podrán sumergirse en la «ola del tiempo», donde a través de un centenar de pantallas revivirán todos los momentos históricos de la cita náutica por excelencia. Otra de las propuestas es una breve película de 9 minutos que se puede contemplar en el auditorio en la que es, aseguran los promotores, la pantalla más grande de España, con 611 metros cuadrados de superficie.

«No hay segundo»

El audiovisual, producido por Mediapro, da voz a los seis equipos, que ya están instalados completamente todos en Barcelona. Además del director ejecutivo de America’s Cup Events, Grant Dalton, asegurando que la Copa América es «como una religión» en su país, el timonel de Emirates New Zealand, Peter Burling, avisa de que «Barcelona será una batalla infernal» ya que, como se encarga de rezar otro de los lemas de la competición: «No hay segundo», es decir, que solo importa quien gana la copa, no quien ha llegado a las regatas finales para hacerlo.

Pero todo este ritual, este protocolo conocido de momento por poca gente, se pretende divulgar en el America’s Cup Experience con la voluntad de arrastrar al máximo de afición posible.

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La Copa América de vela ha supuesto ya un estímulo económico y social para Barcelona. A pesar de que queda todavía un año para la competición oficial (aunque este septiembre se celebren regatas preliminares en Vilanova i la Geltrú), el Port Vell lleva meses cambiando la piel. A la veintena de obras con una inversión público-privada de 120 millones de euros se suma la intención de dejar un legado sostenible.

Esta vocación ‘verde’ se traduce en diversas iniciativas del Port de Barcelona que, en sintonía con los organizadores de la 37 edición de la cita, America’s Cup Events, pretenden que la huella ambiental sea la mínima posible.

El coordinador de la Copa América y gerente del Port Vell, David Pino, explica que han acordado una serie de medidas con los seis equipos a la hora de construir las bases.

40% de consumo solar

Así, por ejemplo, las construcciones que se están levantando en esta parte del puerto, y que sirven para acoger tanto a los barcos como a las escuadras, serán efímeras, desmontables en mayor o menor medida. La voluntad es que las bases se desmantelen una vez acabe la competición, después de octubre del 2024, siempre y cuando el siguiente ganador no elija otra vez Barcelona.

Más allá del hangar, las bases suelen tener una parte de oficinas, ocupadas por los ingenieros, informáticos, veleros, personal de apoyo, entre otros; otra de gimnasio para los deportistas; y, en algunos casos, una zona de ‘hospitality’ o tienda. Desde la autoridad portuaria se ha reclamado que el 40% de su consumo sea a través de placas solares.

Programa de compensación

La superficie aprovechable para paneles depende de las dimensiones de las bases, que no son muy grandes. Otra de las condiciones ha sido el tratamiento de las aguas residuales. También se ha pactado un programa de compensaciones de emisiones de CO2 , siguiendo el plan de reducción de gases con efecto invernadero de la Generalitat.

El reciclaje en estos espacios, en los que pueden llegar a trabajar hasta 150 personas al mismo tiempo, se ha incluido también en los requisitos para los americanos, británicos, italianos, neozelandeses, franceses y suizos.

El hidrógeno, la revolución

Pero si hay un aspecto vinculado a la energía verde en el que la edición barcelonesa de la Copa América quiere ser recordada es en la incorporación de barcos propulsados por hidrógeno. Una de las contradicciones con las que topaba una competición tecnológicamente tan puntera como esta era que los monocascos con hidroalas iban siempre acompañados de barcos de apoyo de gasóleo.

Para acabar con esa imagen y, de paso contribuir a la concienciación del mundo náutico, desde America’s Cup Events se decidió obligar a los equipos participantes a usar embarcaciones de cero emisiones, con motor de hidrógeno y dotados también de ‘foils’ (hidroalas).

10 barcos de apoyo

Está previsto que en los próximos días llegue a la capital catalana el primero de los ‘Chase Zero’, el del equipo defensor del título y organizador de la edición de Barcelona, que arrancará el 22 de agosto de 2024 y se prolongará hasta el mediados de octubre.

Los kiwis hace meses que prueban este barco de energía limpia en Auckland (Nueva Zelanda), aseguran que alcanza los 30 nudos de velocidad y tiene una autonomía superior a las cinco horas. Ellos contarán con cuatro embarcaciones de este tipo, en las que se desplazarán también los árbitros y jueces de la competición. Además, habrá otros seis, uno por cada equipo, sumando los 10.

Abastecimiento en el Adossat

Para facilitar su abastecimiento de hidrógeno, el Port de Barcelona construirá una hidrolinera en el Moll Adossat, junto al puente Porta d’Europa, cerca del espacio ahora ocupado por los franceses del Orient Express Racing Team, el último de los equipos que queda por llegar para entrenar en el campo de regatas barcelonés.

Justamente los galos, además de los americanos del New York Yatch Club, han pedido permiso a Port Vell para que puedan realizar parte de sus desplazamientos por mar y no por tierra, sobre todo los de los ‘vip’. En ambos casos, su situación en el puerto está alejada de la ciudad, peor comunicada, con lo que trasladarse por el agua les hará la vida más fácil y la movilidad será más sostenible.

Grúas también sostenibles

Otro aspecto en el que también se han fijado desde la autoridad portuaria es en las grúas que suben y bajan los barcos AC40 y AC75 del agua cada día. Miden 42 metros y los seis equipos cuentan con una para sus operaciones. Se les ha pedido que eviten las de tipo torre y elijan una móvil, explica David Pino, porque necesitan combustible y, por lo tanto, lanzan emisiones a la atmosfera.

No obstante, en dos casos (americanos e italianos), esta alternativa más limpia no ha sido posible por la proximidad con la actividad portuaria de los astilleros aledaños.

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