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La satisfacción de que el océano es reconocido por fin a nivel internacional por su papel clave en el equilibrio del planeta coexiste con el temor de que sea a la vez víctima de nevos intereses

Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO: «El cambio climático se debería estudiar en todas las escuelas del mundo»

Ciencia e industria trabajan para aproximar visiones en favor del océano y el planeta

por Glòria Ayuso

Sensaciones contrapuestas conviven en la Conferencia de la Década de los Océanos en Barcelona, que por primera vez ha reunido a 1.500 científicos y expertos para marcar la hoja de ruta para preservarlo.

Por una parte, alegría de que por fin se reconozca el papel esencial del océano como regulador del clima, proveedor de oxígeno, alimentación y otros servicios indispensables para la salud del planeta y la pervivencia de la humanidad. Este conocimiento conlleva una mayor concienciación sobre la necesidad de recuperar sus ecosistemas, una actitud muy distinta al tratamiento de vertedero que ha recibido históricamente. Frente a este logro, la comunidad científica también expresa el temor de que el creciente interés por el océano, bajo la urgencia de actuar para frenar el cambio climático, de alas a nuevas actividades nocivas.

Aumento de intereses

La aproximación a un océano que es muy desconocido ha comportado una explosión de firmas interesadas en desarrollar los datos oceánicos. Esta tarea no deberán asumirla únicamente los gobiernos. Están aumentando los actores interesados, constata el director de Investigación de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, Steven Thur, que destaca la gran oportunidad de desarrollar nuevas actividades relacionadas con la economía azul. Con el apoyo de la ciencia podemos aumentar la capacidad de la acuicultura, una alimentación azul sostenible, respetando todos los distintos usos que conviven en el mar, añade.

La directora de la plataforma Nutrición, Salud y Seguridad Alimentaria, Shakuntala Thilsted, responde a ello: Más que centrarnos en un único nuevo modelo de producción, necesitamos una mirada holística al sistema alimentario, manteniendo en el centro no tanto el negocio, sino a la población y la nutrición, advierte. En su opinión, en muchas pequeñas comunidades costeras, la pesca de captura y su cultura tradicional pesquera debe mantenerse como su opción de subsistencia.

Disparidad de posiciones

El océano profundo, aquel por debajo de los 100 metros, que supone el 96% de todo el fondo marino más allá de las aguas bajo jurisdicción nacional, está siendo reconocido como fundamental por su biodiversidad y los servicios que ofrece en los objetivos de desarrollo sostenible, se congratula la investigadora de la Universidad de San Diego (California), Lisa Levin, que trabaja en su estudio y difusión. Pero lamenta a la vez el nuevo interés en la minería en aguas profundas, muy destructiva en un ecosistema que tiene ritmos muy lentos y cuya recuperación puede tardar décadas. Levin responde a la inclinación que observa de usar el océano como solución a la urgencia climática de forma rápida con que debemos cambiar nuestra relación con él y con el planeta .

Somos científicos, pero tenemos que solucionar los problemas ahora y no en 2050. Necesitamos a la industria, a la sociedad y usar más el océano, escalar soluciones, hacer experimentos, ver qué es relevante y desarrollar políticas que funcionen, involucrando a todos los actores, afirma el director de políticas del Instituto de Investigación Marina y profesor de la Universidad de Bergen, Peter Haugan.

Claridad de ideas

Algunas discusiones que se están llevando a cabo son más complicadas que otras porque enfrentan posiciones diametralmente opuestas. La Década de los Océanos ofrece un espacio de neutralidad para llevar a cabo este debate y definir cuál debe ser la estrategia a seguir, explica la coordinadora de la Conferencia y de la década, Alison Clausen. Necesitamos el conocimiento científico, y también tener en la mesa a la industria, que debe formar parte de este proceso de identificación de las necesidades prioritarias, porque tiene una perspectiva, una influencia, capacidades y conocimiento distintos a las de la comunidad científica, señala Clausen. En este trabajo de definición de la nueva Visión 2030 de la Década de los Océanos, científicos e industria han tenido tiempo de profundizar en estas discusiones para entenderse mutuamente y extraer de todo ello una terminología en común.

Se requiere claridad en las ideas y soluciones innovadoras», afirma Arthur Tuda, científico de Tanzania experto en ciencias marinas relacionadas con la pesca que representa a la Asociación de Ciencias del Océano Índico Occidental, que añade con confianza que «la hoja de ruta y los libros blancos que dará a conocer la Conferencia este viernes nos marcarán cómo podemos afrontar los problemas de forma unida.

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<div>El Mediterráneo, «la zona cero» del cambio climático</div>
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<p style=por Glòria Ayuso

El océano hierve y el Mediterráneo, debido a su menor tamaño, refleja de manera más notoria los efectos del cambio climático. Administraciones y organizaciones están impulsando acciones de forma conjunta, en un ejemplo de colaboración público-privada, para revertir en lo posible su degradación y acelerar un cambio de modelo económico y productivo.

Es «la zona 0 del cambio climático», ha descrito el conseller de Empresa i Treball, Roger Torrent. Los más de tres años de sequía, ha indicado, son una muestra más de que «la situación señala la urgencia de adaptarnos». La interrelación del mar y el cambio climático conduce a enfocarse en su recuperación. Es por ello que Torrent considera una oportunidad implementar en este espacio iniciativas que permiten revertir la degradación de los mares y, con ello, de la salud del planeta. Se trata de «un ámbito de grandes oportunidades para transformar nuestro modelo productivo con un impacto positivo», ha subrayado el conseller.

Aceleradores del cambio

Eventos como la Copa América de Vela y la Conferencia Decenio de los Océanos en Barcelona están acelerando esta transformación del modelo económico, hasta el punto que «2024 marca un punto de inflexión para redirigir nuestra relación con el mar». La financiación se está dirigiendo a grandes proyectos como la transformación del Puerto de Barcelona para la descarbonización de su actividad, que demanda tanta electricidad como una ciudad de 200.000 habitantes. Con el 50% de los muelles electrificados en 2025, «nos hemos tenido que convertir en mayoristas de electricidad, un nuevo modelo de negocio que no conocíamos, para ser sostenibles», indica la directora de Innovación del puerto, Emma Cobos. Una opción que se ha presentado como «una oportunidad muy interesante».

Banco de pruebas

Como ésta nueva actividad, el puerto, que se está erigiendo en un banco de pruebas de innovadoras startups, también se está abriendo a nuevas posibilidades y sectores, como la biotecnología y la regeneración de la biodiversidad marina, antes poco pensable en una instalación de sus características. «Es un mundo nuevo», resalta Cobos.

Del mismo modo, cinco astilleros catalanes trabajan en un proyecto impulsado por la Fundación Barcelona Capital Náutica (FBCN) para promover una industria náutica en Catalunya de cero emisiones. «Tenemos que espabilar. El Port Olímpic se ha transformado y alberga a fabricantes de embarcaciones eléctricas que pueden cargarse con las nuevas instalaciones que hemos habilitado», indica su máxima responsable, Olga Cerezo. Recientemente el Moll Recer ha instalado nuevos biotopos de regeneración marina. En el espacio se han empezado a instalar los primeros locales de los 50 que reunirá este verano la nueva área dedicada a la economía azul, que antes albergaba locales nocturnos. «Barcelona puede liderar este cambio, generando una nueva actividad respetuosa y productiva», afirma Cerezo.

La transformación demanda la actuación de múltiples actores. Sin ir más lejos, las energias renovables, las desaladoras y la electrificación del transporte requiere de nuevos puntos de conexión y suministro. En un verdadero reto para dar respuesta a una demanda exponencial, «la transición energética la tenemos que hacer entre todos», y «obliga a mejorar la capacidad de planificación de administraciones y empresas», señala el director general de ENDESA en Catalunya, Enric Brazis.

Ciudad «antifrágil»

Aprovechar el ecosistema innovador de la ciudad y la colaboración publico-privada para una transformación estratégica y urgente que posicione competitivamente a la ciudad liderando la respuesta al cambio climático es la actitud necesaria para la presidenta de Barcelona Global, Maite Barrera. «Barcelona es una ciudad que, más que resiliente, es antifrágil», señala, para indicar que el camino es, más allá de la capacidad de adaptación, el del fortalecimiento y la innovación constante que permita afrontar los desafíos del cambio climático de manera efectiva, asegurando un futuro más próspero para todos sus habitantes.

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Una semana con más de 200 actos en torno al mar en Barcelona

por Glòria Ayuso

El mar será centro de atención durante la semana del 8 al 12 de abril en Barcelona. Más de 200 actos, muchos de ellos abiertos a la ciudadanía, conforman el programa de actividades paralelas a la Conferencia del Decenio de los Océanos de la UNESCO, congreso científico que marcará las bases de la estrategia a seguir a escala global para preservar el océano y llevar a cabo una actividad económica sostenible.

Se trata de actividades distribuidas por 18 ubicaciones diferentes de la ciudad, y entre las que habrá reuniones divulgativas, mesas de debate, talleres interactivos, diálogos, exposiciones, proyecciones de películas y experiencias inmersivas, como destaca la Fundació Barcelona Capital Nàutica (FBCN), encargada de la organización logística de la conferencia.

Por toda la ciudad

Algunos de los espacios que figuran en la agenda de actos satélite de la conferencia serán el Museu de Ciències Naturals, la Casa Batlló, el CCIB, el Museu Marítim, el Port Olímpic, el Museu d’Arqueologia, el Port Vell, Institut de Ciències del Mar, el World Trade Center, la Universitat de Barcelona y el Parc de Recerca Biomèdica de Barcelona.

Uno de los actos satélites será, el 9 de abril, una jornada que reunirá empresarios, científicos, representantes del Govern, el Port de Barcelona y el Port Olímpic para tratar los retos que afronta el océano, su conservación y protección, y que organizan la FBCN y Barcelona Global.

Exposición fotográfica

Coincidiendo con la Conferencia del Decenio de los Océanos, se exhibirán las 25 fotografías finalistas del certamen Un mar obert a tothom, al que se han presentado 2.500 obras procedentes de todo el mundo, que muestra la relación entre las personas y el mar. La exposición estará abierta del 5 al 25 de abril en Can Serra, sede de la Diputación de Barcelona.

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Aumenta el apoyo al primer impuesto global a las emisiones del transporte marítimo

por Glòria Ayuso

La aplicación del primer impuesto global a las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) del transporte marítimo va ganando apoyos. Una mayoría creciente de países que integran la Organización Marítima Internacional (OMI) se han mostrado partidarios de esta opción tras dos semanas de negociaciones de los integrantes de este organismo de la ONU dedicado al transporte marítimo, responsable de entre un 3% y un 4% de las emisiones que provoca la acción humana en el planeta.

Concretamente, 34 países de la UE, el Caribe, el Pacífico, África y Canadá se muestran favorables a establecer un precio a las emisiones del transporte marítimo. Más allá de la OMI, integrada por los estados que con un papel destacado en la industria marítima, más de 100 países apoyan este mecanismo en otros foros. Otros catorce países miembros de la OMI se han mostrado a favor de otros mecanismos y contrarios a un impuesto universal sobre los GEI.

Agilizar la descarbonización

El debate ha tenido lugar en la primera convocatoria de la OMI -en el seno del Comité de Protección del Medio Marino- tras la adopción en julio del año pasado de su nueva estrategia para reducir las emisiones en el transporte marítimo, que indica que estas deben caer hasta un 30% en 2030 para alcanzar las cero emisiones netas en 2050. Entonces, la OMI ya señaló la necesidad de establecer algún tipo de precio a las emisiones a nivel global, que debería entrar en vigor a finales de 2025. La medida busca agilizar el proceso de las navieras hacia la descarbonización, así como el aumento de la demanda de combustibles verdes. El trabajo se centra ahora en concretar la fórmula para hacer efectivos los nuevos mecanismos.

Entre los países partidarios de crear un impuesto a los GEI destacan las Islas del Pacífico y Belice, que han puesto sobre la mesa una propuesta concreta: que este impuesto sea de 150 dólares por tonelada de emisiones de GEI.

Vigente en Europa

En Europa, el gravamen sobre las emisiones del transporte marítimo ha entrado en vigor en enero de este año. Con un despliegue gradual, establece el pago por la mitad de las emisiones generadas en las rutas que conectan puertos europeos con destinos fuera de la UE, mientras que en las conexiones entre los países de la Comunidad Europea computan el 100%. Los principales puertos europeos se han mostrado contrarios a que Europa sea la primera en adoptar esta reglamentación, ya que consideran que debe ser una medida que debe llevarse a cabo a nivel global.

«La ONU está cerca de adoptar el primer precio global de emisiones, pero la política solo será tan exitosa como los países lo permitan», ha afirmado la directora general de la organización Ocean Conservancy, Sandra Chiri, que ha reclamado ambición para proteger a los océanos, el medio de vida de las personas y la salud del planeta.

Medidas adicionales

La Coalición para un Transporte Marítimo Limpio (CSC) ha acogido con satisfacción el creciente apoyo a un impuesto sobre las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) que «garantizará que los contaminadores paguen», si bien ha advertido que los estados miembros de la OMI también deben contemplar medidas adicionales, como la mejora de la eficiencia energética en los barcos a través del indicador de intensidad de carbono (CII), para «asegurar que los barcos comiencen a ser más limpios hoy», sin esperar a la puesta en marcha de futuras normas.

También ha puesto el foco en la necesidad de un cálculo adecuado del estándar de combustible global (GFS), que contabilice las emisiones a lo largo de la cadena de suministro. «Los negociadores deben tener en cuenta las emisiones de ciclo de vida para que opciones como el hidrógeno gris, el GNL y los biocombustibles no terminen simplemente reemplazando un mal combustible por otro», ha alertado el director de Transporte de la coalición, y miembro de la organización Transporte y Medio Ambiente, Faig Abbasov.

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por Glòria Ayuso

Los pescadores catalanes aumentaron en un 64% la retirada de residuos del mar en 2023. Más de la mitad de la flota pesquera activa -que suma 900 pescadores y marineros- participa en el programa de retirada de residuos marinos Pesca Neta, que consiste en separar los residuos marinos que se recogen accidentalmente durante la pesca para depositarlos en contenedores al finalizar su jornada.

Durante 2023, los pescadores de las cofradías de Tarragona, Barcelona y Girona retiraron del mar un volumen de más de 120.000 litros de residuos, el equivalente a 18 camiones cisterna de agua. Esta cifra representa la retirada de 50.000 litros más de basura, unos siete camiones cisterna, respecto al año 2022.

Guerra contra el plástico

Un 60% de los residuos recogidos fueron latas, botellas, bidones de pintura, envases de diferentes tipos y toallitas higiénicas. En menor cantidad, se extrajeron del mar alquitrán y carbón que utilizaban los barcos de combustible en el pasado, un tipo de residuo que hoy ya no se genera. En las zonas poco profundas también se extrae habitualmente madera. Las barcas de arrastre recogieron el 88,5% de la basura marina pescada accidentalmente, frente al 11,5% que pescaron accidentalmente la flota dedicada a las artes menores, el cerco y el palangre.

En total, los pescadores dedicaron más de 3.000 horas a la separación de los residuos de la pesca, casi el doble que el año anterior. Los pescadores registran en una aplicación móvil la basura que han extraído del mar durante su jornada. La mejora del sistema de registro y el aumento de la participación de la flota pesquera han motivado el aumento de recogida de residuos en el último año.

Acción remunerada

El programa Pesca Neta resalta la labor de los pescadores en combatir el plástico marino. Para apoyar esta recolección de residuos, el departamento de Acció Climàtica asigna anualmente un millón de euros, el 75% procedente del Fondo Europeo Marítimo y de la Pesca, que se distribuye entre las cofradías de pescadores catalanas participantes.

El programa Pesca Neta se inició en 2021 como una acción colectiva coordinada por la Federación Nacional Catalana de Cofradías de Pescadores y las federaciones territoriales. Desde su inicio, se han retirado un total de 240.000 litros de residuos.

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El transporte marítimo deberá reducir entre un 20% y un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) en 2030 en comparación con los niveles de 2008, y un 80% en 2040, alcanzando las cero emisiones netas en 2050. No obstante, las emisiones del transporte marítimo continúan aumentando, mientras se espera el despliegue de nuevos combustibles como el metanol, el hidrógeno y el amoniaco, para los que es necesario disponer de gran cantidad de energía renovable para su producción y que actualmente tampoco está disponible.

Ante la dificultad de alcanzar los objetivos marcados para 2030, la Coalición de Transporte Limpio (CSC), una asociación internacional que vela por la descarbonización del sector marítimo, reclama a la Organización Marítima Internacional (OMI) que apruebe medidas adicionales para una mayor eficiencia energética en el transporte marítimo. Estas medidas permitirían, según la coalición, disminuir las emisiones más a corto plazo y servir de complemento a la sustitución de los combustibles fósiles, con el fin de poder limitar el calentamiento global en los 1,5C, según establece el Acuerdo de París.

Propulsión eólica

Concretamente, reclama una revisión del Indicador de Intensidad de Carbono (CII), que determina la reducción anual de emisiones de CO de un buque en sus operaciones. La CSC quiere que esta revisión incluya la aplicación de una norma sobre la disminución de la velocidad de los barcos, que implica menor consumo de combustibles, y la aplicación de nueva tecnología eólica para que usen el viento como sistema de ayuda a la propulsión.

Ahora mismo existen diversas tecnologías que proponen utilizar el viento como energía limpia en el transporte marítimo. Precisamente, la compañía de fletes Cargill ha hecho públicos los resultados tras testear durante seis meses un nuevo buque, el Pyxis Ocean, que funciona con propulsión asistida por viento. Equipado con dos grandes velas sólidas de viento desarrolladas por BAR Technologies, «ha logrado un rendimiento consistente que equivale a un promedio de tres toneladas de combustible por día», según la empresa.

Para la Coalición de Transporte Limpio, la industria del transporte marítimo tiene a su alcance la energía eólica y está en una posición única para explotar esta fuente de energía gratuita mediante la instalación de velas y otra nueva tecnología.

Velocidad más lenta

La coalición internacional remarca la necesidad «urgente» de mejorar la eficiencia operativa en los barcos y reducir la quema de combustible. «La OMI debe revisar su CII y acordar nuevos requisitos estrictos para asegurar que los buques mejoren su eficiencia energética año tras año», afirma el presidente de la Coalición de Transporte Limpio, John Maggs. «Esto es crucial para asegurar la transición energética más eficiente y de menor costo y para incentivar comportamientos de transporte, como velocidades más lentas que también proporcionarán importantes beneficios para la salud de los océanos, como la reducción de colisiones con ballenas y ruido submarino, y otras mejoras ambientales, como la reducción de la contaminación del aire», añade.

Una intensa agenda

Esta reivindicación llega coincidiendo con el 81 encuentro, esta semana, del Comité de protección del medio marino (MEPC81) de la OMI, que tiene sobre la mesa realizar de aquí a 2025 una revisión del CII, con el fin de actualizarlo para cumplir con la nueva estrategia de Gases de Efecto Invernadero que el este organismo internacional de la ONU responsable del transporte marítimo internacional aprobó el pasado mes de julio.

Asimismo, el comité de la OMI tratará otros aspectos clave, como el seguimiento de la nueva estrategia sobre emisiones del transporte marítimo, el mecanismo de fijación de precios de las emisiones, la contaminación marina y las nuevas recomendaciones sobre transporte de pellets, la aplicación del Convenio de Hong Kong sobre cómo llevar a cabo el reciclaje de buques sin causar contaminación, y la aprobación de un proyecto de plan de acción para reducir el ruido submarino debido al transporte marítimo comercial.

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La lucha contra el cambio climático debe incluir la aplicación de soluciones concretas para aumentar la capacidad del mar para secuestrar carbono. Así lo indica el quinto libro blanco de los diez que elaboran científicos expertos de la Unesco para marcar la hoja de ruta en la preservación del océano, que se presentarán en la Conferencia de la Década de los Océanos, en abril, en Barcelona.

El océano actúa como un gran sumidero de carbono, ya que absorbe el 25% de todas las emisiones de CO antropogénicas. Esta absorción de calor y dióxido de carbono ralentiza el cambio climático. No obstante, el proceso de absorción de CO del mar desencadena acidificación y desoxigenación, lo que plantea graves riesgos para la vida marina, los ecosistemas y las comunidades que dependen del océano para su subsistencia, así como en su rol para garantizar el equilibrio del planeta.

El libro blanco indica tres vías de mitigación aplicadas en el mar. Una de ellas es el desarrollo de bosques de manglares, praderas de pastos marinos y marismas intermareales, que cuentan con un poder desproporcionadamente alto de secuestro de carbono, por lo que estos ecosistemas reciben el nombre de carbono azul. Precisamente, y al margen de este documento, los expertos indican la necesidad de desarrollar una fórmula fiable de cálculo de captura de carbono por parte de estos ecosistemas con el fin de desarrollar un nuevo mercado de carbono centrado en el mar.

La segunda solución a la que apunta el libro blanco es eliminar el exceso de CO que acumulan las aguas mediante la creación de sistemas de almacenamiento duradero del carbono marino, aumentando así la capacidad del océano de secuestrar más CO2. Las vías de esta Captura y Almacenamiento de Carbono (CDR) son la mejora de la alcalinidad oceánica, formas de eliminación directa del carbono atmosférico con almacenamiento oceánico, y la fertilización de nutrientes, entre otras. No obstante, estas prácticas tienen baja preparación tecnológica y necesitan un desarrollo significativo adicional, advierte el libro blanco.

Reducir la polución

Al mismo tiempo, considera esencial la reducción de la contaminación marina, ante el aumento de desechos que está registrando el mar. Aliviar esta contaminación es una de las primeras actuaciones necesarias para reducir el estrés adicional que sufren los organismos marinos y todo el ecosistema responsable de capturar CO. En este sentido, el documento indica la conveniencia de reducir la producción de productos que acaban contaminando las aguas, que además de mejorar la resiliencia del océano también provocaría un descenso de las emisiones.

El grupo de expertos incide en que debe aumentarse la recolección de datos del mar y poner toda la información al alcance de toda la comunidad internacional para contar con modelos de predicción, basar las actuaciones en unas bases sólidas y poder desarrollar avances de alcance global. Todas las acciones están interconectadas y el trabajo debe ser conjunto y transversal, señala la coordinadora del equipo científico que ha elaborado el cuarto libro blanco Sophia Laarissa, en la discusión previa del borrador entre la comunidad de expertos a nivel internacional antes de su presentación definitiva en la Conferencia de Barcelona.

Transformación y nueva gestión

Laarissa subraya que debe aumentarse la alfabetización y conciencia oceánica para una cogobernanza llevada a cabo desde la cooperación, con políticas mejoradas de reducción de riesgos y capacidad predictiva mejorada de los pronósticos oceánicos, climáticos y meteorológicos.

Desde hace más de un año, más de 150 expertos trabajan en la elaboración de una estrategia para preservar el océano que se plasmará en los 10 libros blancos que quieren responder a los principales retos, que se interrelacionan entre ellos: la contaminación marina; la protección del ecosistema; el cambio climático; la economía oceánica sostenible; los alimentos azules sostenibles; la construcción de comunidades resilientes; observaciones, datos y Sistemas de Pronóstico y Alerta Temprana ante desastres; desarrollo de capacidades, alfabetización oceánica y conocimiento indígena y local; y patrimonio cultural.

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La descarbonización de los buques implica la reducción de los consumos de energía, la sustitución de los combustibles fósiles mediante motores y generadores que utilizan energías verdes y también la optimización de los sistemas de suministro de energía. Este es precisamente el principal reto del proyecto Poseidón, que impulsa el Centro Tecnológico Naval y del Mar (CNT): desarrollar tecnologías innovadoras para almacenar energía que puedan proporcionar mucha potencia en poco tiempo y, de esta forma, poder hacer frente a los picos de energías de los buques.

El mar es un entorno muy hostil, por lo que una práctica habitual es el sobredimensionamiento de los sistemas de propulsión y auxiliares para que el buque cuente con la energía necesaria en los momentos más críticos, explica la experta en innovación y cooperación tecnológica y directora del CTN, Noelia Ortega. El proyecto se desarrolla desde hace un año y tiene como fin 2027, busca reducir un mínimo del 5% de combustible.

Presupuesto de cinco millones

Bajo la batuta del CNT, y con un presupuesto de 5 millones de euros financiados por la Comisión Europea dentro de su programa de transporte marítimo sin emisiones, trabajan una decena de referentes internacionales en el sector como son los centros de investigación del CERN (Suiza), Damen (Países Bajos) y la empresa de ingeniería Techno Pro Hispania. Estas tecnologías se van a testear intensivamente en laboratorio antes de instalarse a bordo, probablemente, en un ferry eléctrico de Balearia que opera en la ruta de Ibiza-Formentera, indica Ortega.

El objetivo principal es desarrollar y demostrar la aplicabilidad de tres innovadores sistemas de almacenamiento de energía que puedan dar respuesta rápida en el transporte marítimo (supercondensadores, volantes de inercia y SMES) abordando su integración a bordo, competitividad en costos, eficiencia y seguridad.

El estudio también analizará la integración de estas tecnologías con otras disruptivas como el hidrógeno, las velas rígidas y los generadores hidrocinámicos reversibles, para determinar problemas de seguridad, riesgos potenciales a largo plazo y proponer soluciones regulatorias para los tres nuevos sistemas de almacenamiento de energía.

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por Glòria Ayuso

El océano, el mayor hábitat del mundo, está lleno de organismos microscópicos, muchos aún por descubrir, que son fundamentales para el ecosistema y el equilibrio climático global. Sin embargo, un estudio publicado en Frontiers in Science ha dado a conocer la base de datos más amplia y detallada de microorganismos marinos hasta la fecha, relacionando su función biológica, su localización y el tipo de ecosistema en el que habitan. El catálogo proporciona una herramienta para explorar recursos genéticos marinos para descubrir genes novedosos con usos potenciales en medicina, energía, alimentación y otras industrias.

«Las posibilidades son infinitas», destaca el profesor Carlos Duarte, autor principal del estudio y profesor del Centro de Investigación del Mar Rojo de la Universidad de Ciencia y Tecnología Rey Abdalá (KAUST), que ha dirigido el trabajo. El estudio identifica más de 317 millones de grupos de genes en lo que presenta como el KMAP Global Ocean Gene Catalog 1.0, una base de datos de acceso abierto. «Los científicos pueden acceder al catálogo a distancia para investigar cómo funcionan los distintos ecosistemas oceánicos, rastrear el impacto de la contaminación y el calentamiento global, y buscar aplicaciones biotecnológicas como nuevos antibióticos o nuevas formas de descomponer los plásticos», indica Duarte.

Visión sin precedentes

Gracias a la aplicación de la última tecnología, el equipo de científicos ha podido analizar secuencias de ADN de 2.102 muestras oceánicas recogidas en todo el mundo, identificar los 317,5 millones de grupos de genes distintos y clasificar más de la mitad por tipo de organismo y función. Al integrar esta información con la ubicación de las muestras y el tipo de hábitat, el catálogo resultante ofrece una visión sin precedentes de la distribución y las actividades de los microbios oceánicos.

Tanto Duarte como el Insitut de Ciències del Mar destacan que los esfuerzos de colaboración de toda la comunidad científica internacional y la puesta en común del ADN de las muestras, entre ellas las aportadas por investigadores del ICM-CSIC, han sido cruciales para construir el catálogo.

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Según el documento, el 1 de enero de 2027 todos los países costeros deberían haber iniciado el proceso de redacción para integrar la estrategia de biodiversidad marina en su Estrategia y Plan de Acción Nacional sobre Biodiversidad (NBSAP).

Concretar medidas

El documento indica que para asegurar un desarrollo sostenible, el uso del océano y sus recursos debe ser ecológicamente equilibrado. Apunta además a la necesidad de concretar e implementar medidas específicas para cumplir con el objetivo proteger el 30% de los ecosistemas y restaurar los degradados, como se estableció en la cumbre de biodiversidad de Montreal (Canadá), lo que se traslada también al océano, cuyo papel es vital para el equilibrio del planeta.

Un aspecto esencial es contar con datos que muestren y permitan entender la situación del océano, que es muy grande y profundo, remarca el coordinador del equipo de expertos que ha trabajado en el documento, Fran Muller-Karger. Encargado de presentar el borrador para su discusión entre todos los agentes interesados, Muller-Karger explica que hay que contar con las comunidades locales de los distintos puntos del planeta, para recopilar la información recogida y volcarla en bases de datos accesibles, así como métodos de monitoreo y gestión comunes, en un esfuerzo de coordinación a nivel local, regional y de todos los países para lograr un impacto global.

Marco común en 2026

Es necesario publicar los datos para que estén al alcance y tomar decisiones, remarca el coordinador, para quien uno de los retos es lograr un trabajo científico más conectado y en dirección a los objetivos que se establezcan.

El documento indica que en julio de 2025 la Década de la ONU debe haber identificado cuáles son las variables de vida marina y ecosistemas claves para el desarrollo sostenible; y en enero de 2026 debe establecerse el marco común para llevar a cabo la observación de datos de prioridad global de forma coordinada, para que en 2027 cada país lo integre en sus planes sobre biodiversidad y aplique las medidas necesarias.

150 expertos

Desde hace más de un año, más de 150 expertos trabajan en la elaboración de una estrategia para preservar el océano que se plasmará en los diez libros blancos que quieren responder a los principales retos, que se interrelacionan entre ellos: la contaminación marina; la protección del ecosistema; el cambio climático; la economía oceánica sostenible; los alimentos azules sostenibles; la construcción de comunidades resilientes; observaciones, datos y Sistemas de Pronóstico y Alerta Temprana ante desastres; desarrollo de capacidades, alfabetización oceánica y conocimiento indígena y local; y patrimonio cultural.

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